La flor más bella zacatecana

jaime enriquez felixJAIME ENRIQUEZ FELIX

Se llama Guillermina Jiménez Chagoya, pero el mundo la conocerá para siempre como Flor Silvestre, una bella mujer, digna representante del folklore mexicano, que ha destacado durante sus 70 años de carrera artística como cantante y actriz de cine, teatro, televisión y espectáculos ecuestres de primer nivel.

Famosa por su particular estilo interpretativo, la promovieron durante mucho tiempo con el apodo de «La Sentimental»,  Flor Silvestre  ha grabado 152 álbumes. Algunas de las canciones más exitosas de su repertorio son «Cielo rojo», «Mi destino fue quererte», «Cariño santo», «Gaviota traidora» y «Mi casita de paja» entre otras.

Quien la debuto en el cine, fue nada menos que Joaquín Pardave, en la película Primero soy mexicano. También participó en El bolero de Raquel, película cómica del popular comediante Cantinflas, y se  destacó como actriz interpretando a la bella y llamativa Catalina en la película Ánimas Trujano, del director Ismael Rodríguez, en donde comparte créditos con el actor japonés Toshirō Mifune.

Su carrera artística ha sido tan versátil, que incluso  fue la protagonista de una serie de historietas titulada La llanera vengadora, además de contar con numerosas participaciones en programas de televisión, obras de teatro y en radio.

Sus padres, don Jesús Jiménez Cervantes y la señora María de Jesús Chagoya Peña, formaron una familia de siete hijos.  Ella fue la tercera.  De entre sus hermanas, destacó como cantante Enriqueta Jimenez «La Prieta Linda».

Apenas tenía 13 años, cuando la familia se trasladó a vivir a la capital del país. Tiempo después formó parte de los artistas en la estación de radio de XFO, cuyos radioescuchas la identificaron interpretando «La soldadera» del compositor José de Jesús Morales. Su voz delicada y enérgica a la vez, así como su timbre privilegiado, le valieron el favor del público muy desde el principio de su vida.

Gracias a la asesoría del locutor de radio Arturo Blancas, adoptó el nombre artístico de Flor Silvestre, debido a que en el año de 1943, estaba en cartelera la cinta homónima estelarizada por Dolores del Río.

En la XEW ganó uno de los concursos de aficionados; arribó al escenario del Teatro Colonial, y ese fue su despegue para hacer una gira por Centro y Sudamérica.

A sus veintitantos años, encontró el amor en el comentarista televisivo Paco Malgesto, con quien procreó dos hijos: Marcela Rubiales y Paco Malgesto Jr.

Posteriormente, fue descubierta en el cine por el director Gregorio Wallerstein, quien al verla cantar en El Patio, la invitó a intervenir en películas mexicanas.
Seis años después de estar inmersa en la música bravía, participo en el filme «Te besaré en la boca», de Fernando Cortés, para sumar durante su larga trayectoria 73 cintas.

Muchos la recuerdan por  «As de oro», del director Chano Urueta y «El ojo de vidrio» de René Cardona. En 1957 firmó contrato con Musart, donde conoció a Antonio Aguilar, quien fue su segundo esposo, dos años después (29 de octubre de 1959). Para esta disquera grabo 152 discos, con cientos de  temas de éxito que son parte de la discografía de la música mexicana que se conservará por siempre.

La bella Flor Silvestre trabajó con Antonio Aguilar en cintas como «»El gavilán vengador», «La huella del chacal», «Los muertos no hablan», «Los marcados».
Flor Silvestre se casó con Antonio Aguilar. Juntos se convirtieron en una leyenda mundial y en los padres de dos celebridades de la escena mexicana: Antonio Aguilar Jr. y José Antonio Aguilar, alias Pepe Aguilar.

En Zacatecas, Flor Silvestre es parte del culto popular y en México se considera su obra dentro del patrimonio cultural.  Una vida intensa, vivida a plenitud.

A pesar de sus interpretaciones rancheras, siempre tuvo una voz sensual que la separaba del resto de las cantantes.  Mujer bonita, alta y distinguida, y sobre todo con un tipo muy mexicano que le hace a nuestro juicio estar, junto con Lucha Reyes, Lola Beltrán y Lucha Villa, en el cuarteto de las más significativas voces femeninas de la música ranchera mexicana.  Su agregado de belleza, sensualidad y dulzura, la ubican para muchos como la mejor voz vernácula.

Madre de familia, esposa de un charro cantor, productor de cine y empresario de espectáculos ecuestres que dominaron Europa y que llenaron los más grandes recintos en los Estados Unidos fueron amados por el público latinoamericano.

Hoy, la figura del charro zacatecano, disputa los espacios de la historia entre un trío de grandes, Jorge Negrete, Pedro infante y el propio Antonio Aguilar.  Sin embargo, la versatilidad del villanovense Antonio Aguilar – vecino de la Presa de El Chique, en el rancho del Zoyate, quien pasaba en esta zona sus mejores días en el descanso- le hace único e irrepetible.

Sus hijos, exitosos como segunda generación.  Inexplicablemente la carrera de Antonio Aguilar jr.  ha sido corta.  En aquella película del Teatro Blanquita mostró el temple y la madurez como actor siendo entonces un adolescente.

La familia Aguilar son todos: padres, hijos y ahora nietos.  Los descendientes de Pepe Aguilar han debutado como cantantes en nuestra hermosa Zacatecas.

La figura de don Antonio y de doña Flor aún se sigue multiplicando hoy en día en el mundo entero. Yo recuerdo con gratitud en mi campana a gobernador, cuando me entrevisté con él en su rancho para solicitarle la interpretación de mi corrido de campana “El Gavilán Tunero”, con letra de don Salvador Bañuelos, zacatecano residente en el Distrito Federal, nacido en Monte Escobedo.

Sirva esto como un tributo para la Flor, no la más bella del Ejido, sino la más bella de un país, que nos ha representado con femineidad y sobre todo, con altura para la mujer mexicana.

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