Retos para enfrentar la pobreza (Plan Nacional de Desarrollo)

Pedro de León MojarroPEDRO DE LEÓN MOJARRO*

En el Foro de Consulta para conformar el Plan Nacional de Desarrollo (PDN), efectuado el viernes pasado en Zacatecas, con la estupenda coordinación de la secretaria de Salud, Mercedes Juan López, y con la representación de la Mtra. Rosario Robles, secretaria de la SEDESOL, decidí apersonarme con “remedio y trapito”, para participar con algunas propuestas en la mesa “México incluyente”.

Con las reservas del caso, presenté una ponencia y expuse los planteamientos que hoy en apretado resumen, ofrezco a mis amables lectores. Digo reservas porque, como planificólogo que intento ser, siempre que me han convocado a participar, ya sea para la elaboración o como ponente en el Plan de Desarrollo, religiosamente ahí he estado.

Debo mencionar que en esta actividad he conocido planes regulares, buenos y muy buenos. Ninguno malo. Lo que lamentablemente no he visto, salvo honrosas excepciones, es la aplicación con evaluación de por medio de este importante documento, que se redacta en cumplimiento a la Ley de Planeación.

El Plan de Desarrollo es la carta de navegación del gobierno federal, los gobiernos estatales y, los gobiernos municipales.  En este documento se trazan y registran los lineamientos y estrategias que se aplicarán para los próximos seis o tres años, según sea el caso. Para no abundar en mi crítica, diré que nunca he visto desgastado a un plan, por su uso y revisión permanente, en cambio los he visto empolvados en los estantes de las diferentes dependencias de gobierno. Eso sí, costosamente empastados.

No obstante las reservas, tengo fe en que esta vez sea la buena para el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, y con este ánimo expongo, en apretado resumen, lo que propuse. Ahí les van los 7 retos a superar, si queremos de verdad combatir el hambre y enfrentar la pobreza:

Primero. Vencer el estancamiento económico. La pobreza, por más programas y subsidios que se le asignen, no podrá superarse mientras la economía no genere empleos y el poder adquisitivo de la gente no mejore.

Actualmente, de los 29 millones de jóvenes mexicanos en edad de trabajar, sólo 14 millones tienen empleo, según el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, y de ellos el 40% pertenece a la economía informal.

Segundo. Rescatar el campo. En el campo sobreviven entre el 25 y el 30 por ciento de la población, y de la producción rural provienen los alimentos que a diario consumimos. Alcanzar la seguridad alimentaria, entendida como la capacidad de producir los productos básicos de la dieta alimenticia (frijol, maíz, leche, carne y huevo), generaría una gran demanda de empleo y capacidad de auto consumo para varios miles de familias.

Actualmente, el campo aporta el 6% al PIB nacional, aportación que se podría triplicar si se implementa una política diferente de atención, comenzando por el crédito.

Tercero. Hacer una Reforma Hacendaria que ordene que paguen más los que más ganan, y se apoye más a quienes más lo necesitan. Una Reforma Fiscal debe posibilitar que se cuente con recursos para financiar los pequeños y medianos proyectos generadores de empleo, apoyar la educación de todos los jóvenes y en general, contar con los recursos necesarios para, rescatar nuestra maltrecha planta productiva nacional.

Cuarto. Reorientar subsidios. El IVA, la gasolina y PROCAMPO son tres ejemplos de subsidios que, finalmente, se han vuelto regresivos porque apoyan a quienes no los necesitan. Por ello, es necesario que el PROCAMPO se reduzca a productores de 20 hectáreas hacia abajo, que se deje de subsidiar la gasolina, y que el IVA en alimentos y medicinas se aplique para que los recursos que se capten por este concepto, sean canalizados íntegramente a los 11.7 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema y alimentaria.

Quinto. El empoderamiento, la organización y la participación de los pobres. En medio de la pobreza hay una gran riqueza que hay que descubrir y empoderar, para que desde abajo, incentivando sus iniciativas creadoras, se impulse la recuperación productiva del país.

La coordinación, reducción e integración de programas sociales es necesaria partir de las comunidades con padrones precisos y únicos, para dar distintos tratamientos bajo la visión regional, pero sobre todo tomando en cuenta y partiendo de la decisión de los beneficiados. ¡No se puede tratar igual a los desiguales!

Sexto. El impulso a la economía social. Esta demostrado mundialmente que es la pequeña y mediana empresa la que genera la mayor parte los empleos. Además, el fortalecimiento a la economía social debe convertirse paulatinamente en el espacio para sustituir la economía informal, de la que viven actualmente la mayoría de las personas en edad de trabajar.

Séptimo. Un programa de educación de calidad, es fundamento importante para elevar nuestros propósitos de justicia social y emprender el camino del desarrollo. Ninguna empresa social puede acreditarse sin antes haber cubierto la rama básica educativa de las futuras generaciones que habrán de conducir el país.

Por supuesto, lectora, lector queridos, sé que no estoy descubriendo el agua tibia.

Sin embargo, estoy convencido que lo arriba expresado es condición necesaria para formar parte de la estrategia de nuestro próximo (PND) que, estoy seguro, se planteará en serio enfrentar la marginación y la exclusión.

Y si ustedes no tienen inconveniente, muchas gracias por sus comentarios y nos leemos el próximo jueves.

Correo: [email protected]

Facebook: Pedro de León Mojarro

Twitter: @Pdeleonm

*Coordinador de Delegaciones de la Sedesol

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