Qué tan seguras viajamos

lucia lagunesLUCÍA HUERTA LAGUNES *

Moverse, desplazarse de un lugar a otro, es una acción común, un asunto casi trivial transportarse todos los días de tu casa al trabajo, a la escuela, al médico, a una zona de recreación y regresar a tu hogar. Nada del otro mundo. Sentirte en libertad para movilizarte tendría que ser así de sencillo para las mujeres; sin embargo la realidad es otra. Para la mayoría de las ciudadanas de nuestro país movilizarse en el transporte público todo los días implica miedo.

Sí, miedo de ser agredidas sexualmente, de ser acosadas, hostigadas o violadas en el taxi, camión, microbús, metro o metrobús, así lo manifiestan siete de cada 10 mujeres que afirman tener miedo al usar el transporte público, consigna la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2010.

Para quienes vivimos en la Ciudad de México, la historia no es muy distinta, la pequeña gran diferencia es que en esta ciudad contamos desde el año 2008 con un programa que busca garantizarle a las mujeres que viven y transitan en el DF condiciones seguras que protejan su derecho a la movilidad.

Gracias al Programa “Viajemos Seguras” que impulsó el Instituto de las Mujeres del DF (Inmujeres DF) hoy contamos con estadísticas que nos muestran la violencia que se vive en el transporte público contra mujeres y niñas y aclara la importancia de los transportes exclusivos para ellas.

Esta realidad está plasmada en el Informe Especial sobre el derecho a la Movilidad en el Distrito Federal 2011-2012, que edita la Comisión de Derechos Humanos de esta ciudad, con Información del InmujeresDF.

El derecho a la movilidad para las mujeres cruza por la garantía de sentirse segura al transportarse. Derecho que aún no está del todo ganado, pues del 2008 al primer semestre de 2012 los módulos de atención del Programa “Viajemos Seguras” habían registrado  mil 646 denuncias de mujeres que vivieron algún tipo de violencia sólo en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro. El abuso sexual y el acoso  son los dos principales tipos de violencia que viven las mujeres en este medio de transporte.

No es distinta, por desgracia, la violencia contra las mujeres en taxis, microbuses y metrobús. Por ejemplo, las denuncias por el delito de abuso sexual ante la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal se incrementaron 600 por ciento en solo dos años al pasar de 55 denuncias en 2007 a 345 en 2009.

La violación en taxis y microbuses es otro de los delitos sexuales más comunes que enfrentan las mujeres en el DF. En el 2009 se denunciaron –que no quiere decir que son todas las que ocurrieron- 88 violaciones en taxis y 28 en microbús o combi.

Por esta realidad, por la violencia que pervive de manera cotidiana contra las mujeres es que se han tenido que desarrollar transportes exclusivos para ellas, vagones y secciones sólo para mujeres y niñas con el propósito de garantizar el derecho al libre tránsito, a la movilidad de manera segura en nuestra ciudad.

Esta acción  ha sido poco entendida por la población, especialmente por la masculina, quien mira en la protección un privilegio para las mujeres, una exquisitez absurda y buscan todos los días invadir las zonas de resguardo para mujeres y niñas.

Mujeres, niñas y adolescentes han tenido que implementar sus propios mecanismos de protección, mochilas grandes en las espaldas, pegarse a las puertas o buscar el mejor rincón donde hallan otras mujeres, alejarse del tumulto masculino, todo para sentirse seguras.

Piense en ello la próxima vez que quiera ingresar en un espacio exclusivo para las mujeres en el transporte público.

Twitter @lagunes28

* Directora general de CIMAC

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