La solución de los problemas de la gente comienza desde el municipio

imageGERARDO ROMO FONSECA*

Como todos sabemos, los municipios del país se enfrentan a una serie de problemas que tienen que resolverse con urgencia; en el corto plazo, en materia financiera requieren una reestructuración de sus deudas y crear nuevos mecanismos de financiamiento, para que tal situación, no se convierta en un obstáculo insalvable para la acción municipal. Es decir, evitar que les impida proyectar recursos para la inversión en obra pública, infraestructura, la promoción desarrollo social y económico.

Otro de las acciones a seguir en los ayuntamientos, radica en aligerar la carga excesiva de nóminas que repercute negativamente en su funcionamiento. Para ello, es necesario fortalecer el eje institucional con el fin de realizar una buena gestión municipal; depurando la infraestructura y la distribución de los recursos humanos, procurando un manejo responsable de las finanzas y elevando la calidad de los servicios, entre otros aspectos prioritarios. Es evidente que los municipios deben estar dotados de una estructura administrativa eficiente y contar con un personal capacitado operativamente que les permita cumplir con sus obligaciones institucionales.
Por otro lado, el municipio requiere de mayores recursos porque con frecuencia adolece de liquidez para cubrir sus necesidades operativas, sobre todo, en lo que concierne al pago de proveedores y en el gasto corriente; de ahí que resulta indispensable emprender una adecuada gestión de recursos en el Congreso de la Unión para fortalecer a este orden de gobierno.

A nivel estructural de nuestro sistema político, tenemos que establecer una reasignación presupuestal más equitativa entre la federación, estados y municipios, a la vez de fortalecer los esquemas recaudatorios de los ayuntamientos mediante una profunda reforma en materia de federalismo fiscal. A más de 30 años de haberse creado la Ley de Coordinación Fiscal de 1980 y del periodo de vigencia y operación del Convenio de Colaboración, Entidades Federativas y Municipios; sus instrumentos han sido ya rebasados por la nueva realidad económica y social del país. De esta forma, resulta fundamental crear nuevas formas de coordinación y modificar las facultades impositivas; emprender reformas en las leyes tributarias para alcanzar una mejor recaudación y así revertir la inequidad y ambigüedad derivada de las mismas. Afortunadamente, pese a las limitaciones generales de los municipios, en el caso de Guadalupe, contamos ya con importantes recursos de recaudación que generan ingresos propios; en este aspecto se han venido realizando esfuerzos importantes, sobre todo, gracias a la regularización de predios. Este es un buen ejemplo de que se pueden obtener recursos que de ser aprovechados óptimamente, resultan de primera importancia para atender las demandas de la ciudadanía.

Por último, como instrumento de planeación para el diseño de estrategias, un diagnóstico adecuado de los retos y problemáticas del municipio, es un proceso continuo y permanente y de reflexión de vital importancia para la toma de decisiones, siempre y cuando se efectúe de acuerdo al sentir ciudadano.

La participación de las y los ciudadanos en la vida pública y en la toma de decisiones, es la condición fundamental para solucionar nuestros grandes problemas. Como he venido señalando, la gestión de la comunidad por la comunidad misma es un concepto que debe rescatar el sentido social de la política; entendiendo a la sociedad no sólo como receptora de los servicios y bienes colectivos, sino como el verdadero protagonista en el diseño y aplicación de las políticas públicas.

Es urgente hacer del Municipalismo una realidad; o dicho en otras palabras, que el orden de gobierno de mayor cercanía con la comunidad se convierta en la base fundamental de la organización social, política y económica del país.

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