Del suplicio a la efusividad en concierto de Fobia y Zoé en Plaza de Armas

zoe

Zacatecas, Zac.- Karla Miranda y tres amigas más son fans de Zoé, un grupo de jóvenes mexicanos que a últimas fechas se han convertido en referente del nuevo rock mexicano. Cuando se enteraron que llegaría al Festival Cultural su emoción fue mayúscula.

Por ello, con anticipación se prepararon y desde las 15:30 horas arribaron al Centro Histórico. Su única intención, «estar hasta adelante, lo más cerca que se pueda». Ellas viven en la colonia Tierra y Libertad, en Guadalupe. Traían suficiente dinero entre las tres para pagar un taxi al concluir el evento. Todo estaba listo.

Para su sorpresa fueron más los que se les adelantaron, así que la fila las tomó ya por el rumbo de la Plazuela Goitia, en donde estaban los detectores de metales. De ahí en adelante todo fue esperar, esperar y esperar.

Alrededor de las 17:00 horas, cuando ellas ya llevaban casi dos formadas comenzó a avanzar la fila. Sin embargo, la pésima logística, la falta de experiencia de los organizadores y la prepotencia de los policías comenzaron a convertir en una pesadilla el concierto de Zoé.

Los empellones no se hicieron esperar, como tampoco el manoseo. Y es que la fila se diluyó en un abrir y cerrar de ojos. Todos corrieron, los detectores no sirvieron de nada y a Karla y sus amigas no les quedó de otra que aventarse a la bola, con los riesgos que esto implica.

Finalmente, lograron entrar, no tan adelante como esperaban, pero sí en la plancha de la ya atiborrada Plaza de Armas.

Escucharon a María Daniela y su Sonido Láser, después a Los 69 Nombres, un grupo de Colombia que de pronto apareció de la nada y luego, dos horas de… nada.

Los rumores de la cancelación de Zoé circularon a todo vapor. Ninguna autoridad se animó a decir una sola palabra. Alrededor de las 19:42, el vocalista de Fobia, Leonardo de Lozanne subió un tuit. Apenas tomaban el avión del Aeropuerto Internacional de Toluca. El concierto estaba pactado para las 20:00 horas. En el vuelo privado viajaban también los integrantes de Zoé.

Sin embargo, no todos tuvieron la oportunidad de consultar su cuenta de Twitter, sobre todo cuando se reportaron fallas en la mayoría de los celulares. Así que la alerta lanzada por la página de Facebook Accesozac, de que por lo menos Zoé, no saldría al escenario, sí logró que algunas personas abandonaran el recinto. A otras el hastío las hizo desistir.

Claro que era tanta la gente reunida que nunca se llegó a ver un vacío, ni un hueco pequeño acaso. De hecho eran miles los que desde la Avenida Hidalgo levantaban las cabezas para mirar algo a través de la pantalla colocada en la esquina del restaurante Acrópolis.

Alrededor de las 22:30 horas, Karla Miranda y sus amigas ya estaban cansadas. Pero el escenario se iluminó y salió Fobia, un grupo más o menos exitoso en los ochenta, que gracias a la proyección que un programa «de entretenimiento» llamado Miembros al aire, le ha dado al vocalista, vive hoy un renacer.

Su presentación en Vive Latino fue exitosa, y ahora veían repetir los coros, las manos en alto. Karla, como los miles de jóvenes ahí presentes en el único evento pensado para ellos olvidaron todo. La cuestión era divertirse y ya.

Muchos compararon el hecho de que fueran pocos los que protestaran al grito de «¡Culeros!», con el vergonzoso acto cuando la «monumental» Rosca de Reyes que ofreció el Gobierno del Estado, «volara» en cuestión de segundos. La gente está ávida de olvidar las balaceras, el hambre, la falta de oportunidades y se conforma con el circo que las autoridades les regalan.

Leonardo de Lozanne agradeció a «Miguel, el paro» que les había hecho, ya que no había vuelos y el suyo se retrasó. Más tarde el grupo en su cuenta de Twitter aseguró que se trató «del clima», lo que atrasó las cosas.

El grupo se despidió y unos minutos más tarde salió el estelar: Zoé, que según los organizadores cobró 140 mil dólares por su presentación. Y entonces los jóvenes se dedicaron solo a una cosa, a corear una y otra de sus canciones, de sus éxitos que los han llevado a recibir múltiples premios.

Mucha gente no asistió, se preveía un lleno total. Escuchaban el concierto por la estación de radio del Gobierno del Estado. Pero tras una canción media, la locutora anunció que habría transporte para los asistentes, cortesía de la Dirección de Seguridad Pública y que la transmisión llegaba a su fin. Adiós.

Zoé, que apareció justo a la medianoche, abandonó el escenario hora y 20 minutos después. Todo se había acabado. Ahora para Karla y sus amigas no quedaba otra que pasar al siguiente suplicio, encontrar lo que fuera, una ruta o un taxi para regresar a sus casas.

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