En Aguascalientes ¿Progreso Para Todos?

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Por Benny Díaz

Aguascalientes, Ags.- Su nombre es Benigno Ramírez Rodríguez, tiene 61 años de edad; su mujer es Cecilia Armendáriz de 60, y son padres de seis hijos. Cinco ya se casaron e hicieron su vida, sólo una decidió quedarse con ellos y “protegerlos” con el raquítico sueldo que recibe como empleada de limpieza en un restaurante.

Viven en San Antonio de los Horcones, que se ubica entre Jesús María y Margaritas, en un terreno que adquirieron a ejidatarios, mismo que obviamente no está municipalizado, no cuentan con agua potable ni luz eléctrica. Su casa consta de dos cuartos de adobe, una cocina de ladrillo y el baño tiene “paredes” de plástico porque no les alcanza para seguir fincando.

Benigno apenas tiene la primaria, “porque mis padres sí me dieron la oportunidad de estudiar, pero vivíamos en el rancho, en ese tiempo nos casábamos muy jóvenes y preferí trabajar arando la tierra y cosechando que ir a la escuela… las letras no me entran fácilmente”.

Trabajó su juventud como campesino, luego decidió emigrar a la ciudad en busca de mejores oportunidades para sus hijos y “sólo conseguí trabajo como chofer de camiones urbanos, sin estudios no había de otra cosa”.

En “los urbanos”, como dice Benigno, ganaba muy poco y trabajada 16 horas los siete días de la semana, lo que originó que sólo enfermara de várices y todas las complicaciones que eso conlleva al grado de casi perder la pierna derecha.

Tantas horas sentado manejando causaron estragos en su circulación, por lo que no le quedó de otra más que dejar ese trabajo, que era su esperanza para adquirir una casa propia, y “darles escuela a los hijos”.

Tuvo que volver a trabajar al campo, “pero mis hijos ya no quisieron regresarse al rancho, entonces surgió la oportunidad de comprar este terrenito en abonos, con mucho esfuerzo lo pagué, porque sin Infonavit no tenía de otra para hacerme de mis cuartitos para que mis hijos tuvieran un techo”.

Su mujer, Cecilia, es analfabeta y por lo mismo tampoco tuvo oportunidad de desarrollo, aunado al machismo de su marido porque “ella debe atender la casa, yo mantener a la familia; aunque a veces me ayuda en alguna que otra labor del campo, como sembrar”.

Cecilia es tímida, casi no habla, nos ofrece un café “de olla” mientras su esposo sigue platicando sobre su vida de pobreza y falta de oportunidades: “Ya hasta perdimos la esperanza en que un día el gobierno nos ayude, porque mire, cuando andan en campaña vienen y nos prometen apoyo… luego ni se acuerdan de nosotros”.

Cuentan que tanto Carlos Lozano de la Torre como el alcalde de Jesús María (también priísta) , Martín Chávez, cuando andaban en campaña prometieron ayudarlos. “Vinieron unas personas que dijeron ser de un comité de vecinos, pero no los conocemos bien, nos pidieron nuestras credenciales y les sacaron copias, nos apuntaron en una lista y quedaron de conseguirnos material para construir nuestro baño, darnos despensa y tramitarnos lo de Oportunidades, luego ganaron y ya no regresaron”.

Le comentamos a Benigno que Oportunidades es un programa de gobierno panista, nos mira y luego de unos minutos dice: “Con razón nunca volvieron los canijos”.

Ellos tampoco cuentan con seguridad social, “porque para pagar el seguro (IMSS) voluntario no tenemos y m’ija no nos puede asegurar porque dicen que gana muy poco y no le alcanzan los puntos para tener beneficiarios”.

Por lo tanto Benigno y su mujer tampoco se pueden dar el lujo de enfermarse porque “tenemos que pagar doctor particular y no tenemos. Cuando nos duele algo tomamos tés de yerbas de aquí del campo o mis hijos nos traen pastillas, ya cuando no queda de otra, pos vamos al doctor, pero ellos se cooperan para pagar”.

El piso de su vivienda es de cemento, el techo de láminas y se duermen temprano porque “sí tenemos televisión y refrigerador, pero como no tenemos luz y nomás nos hacen dar vueltas y no nos arreglan el servicio, cuando queremos ver algún programa tenemos que agarrar energía de la batería (convertidor de voltaje) de la camioneta de uno de mis yernos, que nos la presta un ratito”.

Benigno dice sentirse fuerte para trabajar, pero ya no hay muchos lugares donde lo contraten. “Fíjese, todavía hace unos cinco años me sobraba el trabajo en el Puertecito de la Virgen, me contrataban como tractorista, pero como ya vendieron todo para hacer casas ¡ya ni tierra para sembrar dejaron!, así que ahora tengo que ir hasta Pabellón en donde a veces me ocupan para hacer algunos trabajitos y a’i la vamos pasando, comiendo frijoles, tortilla y chile”.

Le cuestionamos si ha recibido cuando menos alguna cobija de parte del DIF, nos mira y sonríe con tristeza.

“No, ¿cómo cree?, esas sólo las regalan a los que van a las juntas (de los líderes vecinales), pero como son hasta Margaritas no podemos ir siempre, porque hay días que no tenemos ni para el camión y a pie, la verdad es peligroso regresarse en la noche”.

Tímida, habla Cecilia para agregar: “Esque como vivimos alejados unos de otros (sus vecinos más cercanos están como a medio kilómetro) hay gente viciosa que se pone por el camino y en la noche asalta. A uno de mis hijos le han quitado varias veces lo poco que trae cuando viene a visitarnos, por eso mejor le decimos que venga temprano, pero no puede, porque trabaja”.

-¿Y han denunciado esos robos y a los delincuentes que se ponen en los caminos?

-No -dice Benigno-, ¿para qué?, si ni siquiera nos hacen caso. Aquí a las policías y las patrullas ni los conocemos, porque nunca pasan; tendríamos que ir hasta Jesús María y gastamos más en ir, porque al final ni recuperamos nada ya que dicen que hay que hacer averiguaciones, pero como no vienen, p’os no agarran a nadie.

Esta es la realidad de una familia aguascalentense para la que el progreso no ha llegado, y aunque Enrique Peña Nieto escogiera este estado para poner en marcha la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia por ser un “ejemplo de seguridad en el país”, los Ramírez Armendáriz no tienen la garantía de salir sin perder lo poco que tienen, tampoco saben si tendrán qué comer al día siguiente… porque para ellos, el progreso, no ha llegado.

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