El apoyo a los jóvenes es la base del desarrollo

LUIS GERARDO ROMO FONSECA *

Sin lugar a dudas, los jóvenes son los más afectados por la aplicación de políticas excluyentes durante tres décadas en México; ahora se encuentran atrapados entre las carencias, la exclusión y la violencia. Nuestro país cuenta con alrededor de 34 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años de edad, de los cuales casi la mitad padece pobreza y no tiene acceso a la educación, tal como lo reconoció hace unos cuantos días el director general de Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Francisco López Díaz.

Indudablemente, la falta de oportunidades es el principal problema que afecta a los jóvenes, ya que se encuentran en un escenario con una oferta de trabajo de baja productividad y salario que no les garantiza un nivel de vida digno. Lo cerrado del mercado laboral ha puesto a los jóvenes en grandes dificultades para conseguir trabajo: según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), más de la mitad de los desempleados tienen entre 14 y 29 años de edad. Incluso, para los jóvenes que cuentan con formación académica competente la situación no es menos complicada; basta ver que el porcentaje de desocupación entre los egresados de la educación superior es del 15%, es decir, tres veces mayor al promedio general que es del 5% en el país, tal como lo informa el Subsecretario de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Rodolfo Tuirán. En cuanto al grupo de jóvenes que sí cuentan con un empleo, “dos de cada tres reciben remuneraciones muy bajas”, reconoce el funcionario federal.

Ante este escenario, no es extraño que del total de mexicanas y mexicanos que emigran de nuestro país con destino a los Estados Unidos, el 40% sean jóvenes que rondan los 15 y 24 años. Sin embargo, un gran número de los que permanecen en México están siendo llevados a un callejón sin salida; a la desesperación, la apatía y, peor aún, a las adicciones o a engrosar las filas de la delincuencia. Justamente, un estudio reciente de la Red por los Derechos de la Infancia en México, informa que el año pasado se registraron 289 muertes de jóvenes vinculados con el narcotráfico y, desafortunadamente, el promedio de éstas sigue en ascenso.

No podemos orillar a millones de jóvenes mexicanas y mexicanos a una vida sin expectativas ni oportunidades para su desarrollo pleno y superación; es absolutamente inviable perpetuar un modelo económico excluyente que ha generado un entorno de gran desigualdad y de ausencia de oportunidades para las mayorías; resentidas con mayor severidad por los jóvenes. Vale la pena recordar que actualmente, México es la economía número 13 del mundo en cuanto a generación de riqueza pero la 153 en términos de desigualdad social, según advierte el Observatorio del Salario. Necesitamos equilibrar las grandes asimetrías en la distribución de la riqueza, mejorar nuestros niveles educativos y abatir el rezago existente en la materia para poder integrar con equidad a los jóvenes dentro de los procesos productivos del país.

Expuesto lo anterior, vale la pena destacar los señalamientos hechos por la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, en el marco de la conferencia “La crisis de la deuda 30 años después”. Quien insiste en la necesidad de romper con el paradigma anterior que privilegiaba al mercado sobre la intervención del Estado para alcanzar plenas oportunidades y derechos en el empleo, así como en el acceso a la seguridad social y a la educación: “se requiere una visión más amplia de la estabilidad macroeconómica, cuyos objetivos no se limiten a la reducción de la inflación y el equilibrio de las finanzas públicas, sino que se extiendan a la esfera real de la producción, incluidas la magnitud y la estabilidad del ritmo de crecimiento de la economía y el empleo. Así, la política macroeconómica debe incluir objetivos de mejora de la distribución del ingreso y de cambio estructural. Estabilidad real y estabilidad nominal deben retroalimentarse de manera positiva”.

Finalmente, en el Partido de la Revolución Democrática hacemos refrendamos nuestro compromiso con una visión de Estado marcada por un profundo sentido social; como única vía para procurar un desarrollo económico incluyente que se traduzca en una mejoría sustancial en el nivel de vida de la población y en la apertura oportunidades para los jóvenes.

* Diputado local PRD en Zacatecas

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