Alternativas del PRD

CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID *

Los resultados de la pasada elección presidencial, la inconformidad de millones de ciudadanos con la imposición de Enrique Peña Nieto y la actitud lamentable de los órganos electorales ante las múltiples irregularidades que se presentaron, nos obligan a la izquierda mexicana a analizar la situación que se vive en nuestro país y replantear muchos de los conceptos y proyectos que promovemos.

En  pasadas ocasiones he hecho alusión a la necesidad de que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) debe iniciar su refundación o restructuración ante este nuevo escenario, derivado, claro, de los comicios pasados y establecer con claridad las estrategias que asumiremos durante los próximos seis años como oposición responsable y nuestra participación en los comicios del 2013.

Como integrante de la corriente interna perredista de Alternativa Democrática Nacional (ADN) respaldo las propuestas que nuestro grupo presentará en el Congreso Nacional del PRD, que tendrá lugar en diciembre próximo, para determinar el futuro de nuestro partido político.

En ADN presentaremos una clara postura respecto a los retos y alternativas que el PRD tiene como fuerza política y por lo tanto la urgencia que existe de cambiar para enfrentar precisamente los nuevos retos.

La realidad política nacional obliga a una reflexión profunda sobre las causas y efectos de la elección de julio de este año. Ello es así, porque se puso a prueba –además del Frente Progresista y su candidatura presidencial- la vigencia y el futuro de las instituciones democráticas, construidas a partir de luchas políticas históricas y trascendentes, así como el modelo económico, cultural y político que impera en México.

El polémico y frágil resultado de la elección dificultará que el próximo Presidente de la República realice a plenitud su proyecto de Estado y Gobierno; por tanto, que se abra la posibilidad – casi segura- de un desencanto nacional que invoque y demande otra alternativa distinta a las que han gobernado la nación, en un entorno de polarización política resultado de dos visiones distintas, definido a grandes rasgos de la siguiente manera:

La primera, es la concepción de una sociedad sujeta a las decisiones del mercado global, desigual e inequitativa, internacionalmente sometida, y presa del conservadurismo político y cultural, que a grosso modo comparten el PRI y el PAN.

La segunda, es la concepción de una sociedad sujeta a una economía de mercado, pero dirigida por el Estado con una proyección social, solidaria y equitativa, defensora de la soberanía y los intereses nacionales en el mundo global, en un entorno político y cultural democrático.

De acuerdo con ello, esa otra alternativa o tercera vía bien pudiera ser la izquierda, en particular el PRD, siempre y cuando revise autocríticamente su historia y proceder a fondo, con el propósito de erradicar sus debilidades, errores y desviaciones, de manera tal que recupere la esencia de su proyecto original –con las adecuaciones de presente y futuro necesarias- y su código ético.

Dicho de otro modo: es necesario dar respuesta a los millones de personas que optaron por el PRD en la reciente elección y a quienes votaron por otras opciones,  a partir de una plataforma actualizada, proyectada, unificada y coherente, que considere los análisis, visiones y resultados de las investigaciones, que contemple la opinión de diversos sectores sociales.

Tenemos que reconocer que el modelo de partido asumido por el PRD en 1989 está agotado, pues no es acorde con la realidad interna del partido ni con la nación y sociedad, por ello es necesario actualizar el ideario programático y ético; además debemos enfrentar múltiples problemas al interior y recuperar la confianza ciudadana.

Por tal motivo resulta crucial para el PRD diseñar e impulsar un proceso interno y externo para superar sus debilidades y ganar la confianza de la mayoría ciudadana en próximos comicios, por ello de inmediato se debe de efectuar una reforma programática del partido, que incluya organizar foros de discusión y elaborar proyectos de reforma a los documentos básicos.

Además debemos impulsar una reforma política que amplíe la participación ciudadana, impulse una regulación de la vida política de los partidos, promueva una reforma electoral de cuarta generación y la renovación de las dirigencias nacional, estatales y municipales para el 2013, a fin de estar en capacidad para competir electoralmente en el 2015 y 2018.

Con lo anterior, el PRD podrá mantenerse vigente y lograr la confianza de la ciudadanía, a fin de no estar condenado a la marginalidad política.

* Representante del PRD ante el IFE

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