Las secuelas del debate presidencial

HÉCTOR A. ALVARADO GÓMEZ *

El domingo 10 de junio se realizó el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia de la República; fue un encuentro que previo a su realización causó mucha expectativa entre los ciudadanos porque significaba la última oportunidad para contrastar propuestas, ideas y proyectos entre los aspirantes a gobernar este país.

La expectativa ciudadana sobre el debate era mayúscula, debido a que los candidatos Enrique Peña Nieto del PRI-PVEM y Andrés Manuel López Obrador del PRD-PT-MC llegaban con una diferencia de sólo 4 puntos según la última encuesta publicada por el periódico Reforma, además de que sería televisado en los dos canales de mayor audiencia a nivel nacional, el canal 2 de Televisa y el 13 de TV Azteca, esto como producto de las movilizaciones y exigencias que realizaron los jóvenes agrupados en el movimiento #YoSoy132, quienes exigieron a las dos televisoras que transmitieran el debate en sus canales de mayor audiencia, por lo que se convirtió en el debate presidencial con mayor audiencia de la historia.

JVM

Todos los candidatos sorprendieron de alguna manera, Josefina Vázquez Mota fue agresiva, confrontadora y atacó a sus tres adversarios, tratando de dominar a sus contrincantes y de colocarse en una posición de liderazgo frente a ellos que le permitiera repuntar en las preferencias electorales, sobre todo por su estrepitosa caída al tercer lugar. También intentó mostrarse como la mujer que dará bienestar a México al señalar que ella sería como “la madre de los mexicanos”, sin embargo, esta actitud de la candidata panista no fue más que una imitación de las actitudes y acciones que ha intentado realizar el actual Presidente de la República Felipe Calderón, quien se vende como el guardián y protector de la patria ante el inminente peligro que representan los grupos criminales.

Uno de los grandes errores que cometió JVM fue mantener esa postura acartonada, que la hace parecer una falsa muñeca de porcelana, con una sonrisa fingida y discurso preconcebido; no se mostró como una estadista coherente,  valiente y con ideas claras para enfrentar los retos que tiene nuestro país, por el contrario se mostró como una mujer ansiosa, agresiva y sin una definición puntual de su proyecto político, ni una explicación convincente de lo que la hace “diferente” a los dos Presidentes panistas que ha tenido México; sus exposiciones mostraron que seguirá por la misma línea que ha seguido el país durante el gobierno de Felipe Calderón.

Josefina intentó apelar al sentimiento maternal, buscó parecer empática con los problemas que padecen las mujeres y amas de casa en la vida cotidiana, quiso hacer énfasis en las ventajas de sus propuestas, sin embargo, al tratar de seguir las líneas de un proselitismo eficaz, perdió naturalidad y calló en el acartonamiento de querer seguir las reglas de la buena propaganda sin salirse ese guión.

EPN

Por su parte, Enrique Peña Nieto, quien hasta ese momento se encontraba delante de las preferencias electorales, salió a defender su ventaja. Si lo vemos en términos futbolísticos, puso el camión en la portería: trató de evitar cualquier riesgo, no atacó a nadie, intentó basar sus participación en propuestas positivas, pero sus constantes titubeos, muestras de su nerviosismo que evidenciaba su miedo al error, a ser atacado o exhibido, demostró que carece de ideas propias y proyectos concretos; siempre se le terminaba el tiempo antes de que pudiera dejar establecida una propuesta específica.

El candidato del PRI, es el mejor ejemplo del político que sigue al pie de la letra las “Recomendaciones para el Proselitismo Político”, mostrando una gran disciplina, siempre está sonriendo, saluda con educación y cordialidad, busca ser aceptado, habla positivamente, trata de ser líder, tiene un discurso preparado y procura demostrar que está fortalecido. Detalles como su vestimenta cuidada, su peinado perfecto y su carisma físico lo hacen un candidato muy atractivo, pero carente de contenido, de preparación, de ideas, de ideología, de proyectos, es decir, EPN es un candidato sin sustancia que al primer cuestionamiento cae estrepitosamente; como lo hizo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en donde no pudo mencionar 3 libros que han marcado su vida.

Enrique Peña Nieto fue a cuidarse y su papel en el debate fue gris; se mostró temeroso, impreciso, titubeante, quizá su peor momento fue cuando tuvo que reconocer que dedicó su tesis profesional al ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas, acusado de enriquecimiento ilícito y corrupción durante su mandato en la entidad que también gobernó el ahora candidato priista.

En el debate Peña Nieto no trascendió, pero tampoco vivió una pesadilla ni sufrió gran daño en lo que pudieran ser las preferencias electorales que tiene.

AMLO

Andrés Manuel López Obrador era el candidato del cual se tenían mayores expectativas, no sólo por su vertiginoso ascenso en las preferencias ciudadanas que muestran las encuestas, ediciones que ya lo ubican en segundo lugar; sino por el clima de manifestación y protesta generado por el movimiento #YoSoy132 en contra de Peña Nieto y que han contribuido al crecimiento político del candidato de la izquierda.

AMLO parecía tener la mesa puesta para salir victorioso del debate y con la gran posibilidad de ganar las elecciones presidenciales, sin embargo, su actuación fue parca, exageradamente moderada y hasta gris. En el debate vimos a un Andrés Manuel muy conservador, intentando privilegiar las propuestas, pero terminó repitiendo los clichés de siempre.

Para el debate se esperaba un López Obrador echado para adelante, que exhibiría a Enrique Peña Nieto y ganaría las simpatías de los indecisos, pero no fue así. Quiso mostrar otra cara de un personaje ya muy identificado por los ciudadanos como un hombre caracterizado por su combatividad, radicalismo, dureza y apegado a sus convicciones, que en el primer debate se había dedicado a exhibir el origen e intereses de EPN, pero que ahora quiso demostrar que también tiene propuestas y un proyecto de país.

En todo momento Andrés Manuel trató de diferenciarse de sus contrincantes, diciendo que sólo él representa el cambio verdadero y que sus tres adversarios son lo mismo; contrastó propuestas, se mostró con una personalidad propia, destacó su experiencia como jefe de gobierno y los buenos resultados que a su decir, arrojó su mandato en materia de bienestar social; sonrió poco, mantuvo sus gestos y estereotipos, apeló al raciocinio de los ciudadanos y defendió a capa y espada sus ideas y propuestas.

Pero también tuvo errores, sus comunicación no fue asertiva, se enredó, calculó mal sus intervenciones, lo que le causó perder tiempo valioso, fue atacado y aunque en la mayoría de los ataques los respondió con audacia, se vio en problemas cuando Josefina Vázquez Mota le cuestionó de donde ahorraría los 300 mil millones de pesos que afirma “no gastará en sueldos y privilegios de los altos funcionarios”; pero logró sortear la trampa de la panista con un comentario chusco al decir que “me veo más viejo porque me aflojé en terracería”, lo que provocó carcajadas entre los candidatos, asistentes y espectadores del debate, a él lo liberó de la presión que ejercían los cuestionamientos de JVM y distrajo la atención del auditorio.

Aunque se esperaba más de él, Andrés Manuel López Obrador salió bien librado y fortalecido del debate presidencial.

Quadri

El candidato del Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri intento llevar la batuta en el debate, fijar la agenda, cuestionó a sus adversarios, contrastó sus propuestas con las de los otros tres candidatos, fue propositivo y su comunicación asertiva. Pidió el voto de manera creativa, mostró propuestas y definiciones claras, en general tuvo un buen desempeño, sin embargo, recibió un golpe que no pudo sacudirse y que muestra cuál es su verdadera esencia y a que intereses representa cuando la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota señaló que cada voto por él era un voto por Elba Esther Gordillo, la eterna líder de Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

El peor momento de Gabriel Quadri fue cuando la candidata del Partido Acción Nacional lo cuestionó sobre su relación con Elba Esther Gordillo y señaló que cada voto por Quadri es un voto por la prevalencia de la Presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, situación de la que el candidato panalista no pudo desmarcarse.

A manera de conclusión señalo que ningún candidato obtuvo un triunfo contundente en este debate, en todo caso serán los porcentajes de aumento o descenso en las preferencias electorales los que determinen quien tuvo un mejor desempeño. Pero sí puedo señalar a Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, como el que tuvo el peor desempeño ya que su participación fue gris, temerosa e  insustancial.

*Periodista, director de información del noticiario reflector que se trasmite de lunes a viernes a las 3PM en www.mexicoexplorer.com.mx

Twitter: @hectoralvaradox

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