El fondo para la sequía, un triunfo de la política

Jorge Álvarez Máynez

JORGE ÁLVAREZ MÁYNEZ *

Porfirio Díaz instauró en México un modelo político federalista que ha perdurado cuando menos un siglo. Un modelo que se sustentaba en la relación política entre los niveles federal y estatal del gobierno (con un menosprecio histórico al nivel municipal) y que se construía sobra la negociación de recursos y canonjías particulares hacia los gobernadores a cambio de la subordinación política.

Aun en el México de la pluralidad democrática, que tuvo su momento de consolidación en el año de 1997, este modelo ha perdurado. Con la significativa diferencia de una gran cantidad de recursos que se ejercen en los estados de manera poco transparente, pero la actitud de subordinación de los gobernadores frente a la Presidencia de la República ha persistido (con diferencias de matiz), pese a que haya autoridades que surgen de diferentes partidos políticos.

Mi convicción es que la persistencia de ese modelo subsiste más en función de una cultura política que no termina de morir, que de su funcionalidad, como la mayoría de los lastres culturales que nuestra vida pública mantiene.

Al igual que muchos políticos siguen haciendo campaña con despensas pensando que eso realmente define las elecciones (yo sostengo que no) y que los diputados siguen ocultando sus sueldos pensando que engañan a la sociedad (cuando la información circula sin restricciones), muchos gobernadores se subordinan al Presidente de forma acrítica porque piensan que eso les garantiza el acceso a mayores recursos.

Y es que, nuestra clase política no cambia de estrategia, en buena medida, porque no conoce otras formas de actuar. De ahí, la importancia de que haya el recambio generacional en la clase política mexicana que muchos anhelamos.

Todo esto viene a colación por el anuncio que el lunes pasado hiciera Felipe Calderón en Zacatecas, sobre la inversión extraordinaria de 34 mil millones de pesos en un Programa Especial para enfrentar la peor sequía que nuestro país (y emblemáticamente nuestro estado) ha vivido en los últimos 70 años.

La decisión de Calderón de anunciar este programa, precisamente en Zacatecas, no es producto de la casualidad, sino que es una consecuencia de la determinación política del gobernador Miguel Alonso de impulsar un Fondo Especial para mitigar los efectos de la sequía.

Fue el pasado 17 de agosto del 2011, cuando Miguel Alonsó convocó al ex templo de San Agustín a sus homólogos de Chihuahua y Durango para emprender una cruzada que tuviera el objeto de conseguir recursos extraordinarios para enfrentar el gravísimo problema.

Hoy, cinco meses después y después de una presión política a la que se fueron sumando legisladores federales, gobernadores y organizaciones campesinas, esa determinación se cristaliza en un programa histórico.

No importa si Felipe Calderón no tiene la estatura política para implementar esos programas con una visión de estadista. Incluso, no tenemos que lamentarnos por la actitud facciosa con la que el jefe del Ejecutivo federal ha anunciado que entregará los apoyos, en una clara intencionalidad política de sacar raja política de la tragedia.

Lo verdaderamente importante es que se ha mostrado que este país puede funcionar mejor, y ser más justo, en la medida que impulsemos una descentralización política.

Lo que de verdad tiene que llenarnos de alegría, es que esos recursos extraordinarios existirán y que se complementarán con los mil millones de pesos que Miguel Alonso decidió destinar al campo zacatecano en el Presupuesto 2012 que aprobamos los diputados locales.

Felipe Calderón vetó un fondo de 10 mil millones de pesos porque no había recursos y unas semanas después anunció uno de 34 mil millones. Más allá del sectarismo con el que se conduce, los mexicanos, y particularmente los zacatecanos, estamos complacidos.

Enhorabuena porque nuestros campesinos podrán enfrentar el desastre que hoy enfrentan con un apoyo gubernamental sin precedentes.

Y también los zacatecanos debemos felicitarnos por tener un líder con la capacidad de influencia como la de Miguel Alonso, que colocó el rescate del campo en el primer plano de la vida pública nacional con la única ambición de garantizar el bienestar de Zacatecas.

*Diputado local
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