El absurdo de los mil millones

En México, decía Octavio Paz, una de las costumbres es decir las cosas sin decirlas. “Cantinflear” para no enfrentar un debate de frente. Si una idea es absurda y no tiene pies ni cabeza, hacemos hasta lo imposible por no descalificarla. “Es bien intencionada”, “Merece todo mi respeto”, son salidas comunes.

El problema es que cuando se tiene la responsabilidad de ser gobierno, “cantinflear” tiene enormes costos. Se pierde tiempo en discusiones absurdas, se posponen proyectos prioritarios y se distraen desproporcionales cantidades de recursos en ocurrencias de los gobernantes. Un ejemplo son los famosos “arcos del milenio” en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, que después de más de una década de iniciados no han podido terminarse debido a los elevados costos y la poca pertinencia de la obra.

Pero no todas esas decisiones irracionales pueden, como los arcos del milenio, simplemente dejarse pendientes. Muchos de los compromisos absurdos que los gobiernos adquieren son extremadamente difíciles de ser revertidos. Una prueba de ello son los elevados costos administrativos de las universidades públicas en México.

Pues bien. He compartido esos ejemplos para referirme a una idea irresponsable y absurda que sirvió de pretexto, esta semana, para organizar una marcha proselitista (inundada de banderas, gorras y playeras del PRD y el PT) que desquició al primer cuadro de la ciudad de Zacatecas por un par de horas. Me refiero a la idea de crear un fondo de mil millones de pesos para los municipios.

¿Por qué mil millones? ¿Para qué municipios? ¿Para qué proyectos? ¿De dónde saldrán esos recursos? Nadie lo ha explicado. Esta ocurrencia surgió desde hace poco más de 2 años, cuando David Monreal era alcalde de Fresnillo, y era parte de su plataforma de campaña para la elección de gobernador del 2010.

Mil millones de pesos. No 900, ni 700, ni 1,100 ó 1,200, sino mil. Lo importante de la cifra no es que tenga sustento financiero ni viabilidad; se trata de lograr un efecto mediático inmediato.

El gran problema de esa idea es que la inmensa mayoría de la población no ven ningún beneficio en que sus alcaldes administren, repentinamente, otros mil millones de pesos. Por eso, en vez de recibir felicitaciones por sus movilizaciones (como recibía Ricardo Monreal cuando encabezaba marchas), reciben reclamos y quejas de ciudadanos que se sienten afectados eventos claramente proselitistas. La sociedad zacatecana ha evolucionado, y algunos no quieren darse cuenta.

Además de ello, el mismo día de la marcha el gobernador Miguel Alonso iniciaba las obras, en el municipio de Río Grande, de la Unidad Regional de Seguridad que atenderá esa zona del estado.

Es decir: al mismo tiempo que sus opositores reclamaban mil millones en el centro de la ciudad (sin destino claro ni justificación financiera), el gobernador estaba en el interior del estado dándole continuidad a un programa de más de 2 mil millones de pesos que creará en los municipios condiciones de seguridad nunca antes vistas, a partir de la construcción de unidades regionales y bases militares.

Habrá quien diga que no es suficiente con esa inversión en seguridad y que los problemas de nuestro estado son de fondo y de tipo social. Y tendrá razón. No solo en seguridad se ha invertido, también en educación, en el campo y en salud.

Por citar solo un ejemplo, el gobierno de Miguel Alonso ha sido el primero en la historia que ha descentralizado los programas que ejerce la SEDAGRO para ampliar su alcance.

Lo que es claro es que la gente se siente, con toda razón, más identificada con el tipo de inversiones que ha hecho el gobierno estatal, que con las pretensiones de los alcaldes que lideran el movimiento.

Destaco el caso de Tlaltenango, que tiene aprobada una línea de crédito por $25 millones (de la cual voté en contra) para una planta tratadora de aguas residuales que le representará un costo extra por la cerrazón para entrar a un programa conjunto de inversión con el gobierno estatal.

Este año, se aprobaron (yo voté en contra de los 4 empréstitos) créditos por más de $140 millones para 4 municipios, más una partida de $200 millones líquidos que el gobierno estatal se comprometió a otorgarles.

Asimismo, los diputados federales y el gobernador encabezaron una negociación con el IMSS para saldar adeudos históricos por casi 100 millones de pesos.

Si sumamos eso a los recursos descentralizados para el campo y la inversión en seguridad que se ha hecho en los municipios, en realidad estamos hablando de más de 3 mil millones de pesos en recursos que han sido canalizados de forma estratégica.

Pero el problema no es que se invierta, y que se invierta bien, sino los deseos de disponer de recursos que algunos pretenden gastar de forma discrecional y con visión electorera, como han hecho hasta ahora.

Por eso esta absurda propuesta no tiene futuro, y no debería seguir distrayendo la atención de los zacatecanos. Tenemos que ponernos a trabajar en un presupuesto que, de verdad, pueda ayudarnos a revertir el histórico rezago social que hemos padecido. Rezago derivado, en buena medida, de las malditas ocurrencias.

*Diputado local

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