Depone las armas organización terrorista ETA

Bilbao.- La organización terrorista ETA anunció hoy que «ha decidido el cese definitivo de su actividad armada», según un comunicado difundido en la edición digital del diario vasco Gara.

En una declaración, que la organización califica de «histórica», ETA expresa su «compromiso claro, firme y definitivo» de «superar la confrontación armada».

Con ese objetivo, hace «un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo» destinado a solucionar «las consecuencias del conflicto».

También hace un llamamiento a la sociedad vasca para que «se implique en este proceso de soluciones hasta construir un escenario de paz y libertad».

«Es tiempo de mirar al futuro con esperanza. Es tiempo también de actuar con responsabilidad y valentía», señala ETA en el texto publicado por Gara.

La banda armada alude a la conferencia celebrada el pasado lunes en la ciudad de San Sebastián con la participación de personalidades internacionales para afirmar que es «una iniciativa de gran trascendencia política» y que la resolución acordada en la misma «reúne los ingredientes para una solución integral del conflicto».

Afirma asimismo que en «Euskal Herria (País Vasco) se está abriendo un nuevo tiempo político» y que se está «ante una oportunidad histórica para dar una solución justa y democrática» al conflicto.

ETA, siglas de «Euskadi ta askatasuna» («Patria Vasca y libertad»), fue fundada el 31 de julio de 1959 con el objetivo de buscar la independencia del País Vasco de España. En sus 50 años de actividad ha causado la muerte de 858 personas.

Medio siglo de terrorismo

La organización terrorista ETA, que hoy anunció «el cese definitivo de su actividad armada», ha asesinado en sus 51 años de existencia a 858 personas.

Su primera víctima fue la niña Begoña Urroz, fallecida en una explosión en la ciudad vasca de San Sebastián el 27 de junio de 1960. La última, el policía francés Jean-Serge Nerin, muerto en un tiroteo con miembros de la banda ocurrido el 16 de marzo de 2010.

Entre ambas fechas, ETA ha asesinado a militares, guardias civiles, policías, políticos, jueces y fiscales, y a centenares de personas de a pie.

La banda armada comenzó su actividad criminal en plena dictadura de Francisco Franco, años en los que cometió el que fue su atentado de mayor repercusión, perpetrado el 20 de diciembre de 1973 en pleno centro de Madrid y en el que perdió la vida el entonces presidente del Gobierno y mano derecha de Franco, el almirante Luis Carrero Blanco.

La muerte del dictador en noviembre de 1975 y la llegada de la democracia no detuvo la actividad terrorista, con una treintena de asesinatos en los dos años siguientes.

Tampoco la detuvo la amnistía general decretada por el Gobierno en octubre de 1977, por la que salieron de la cárcel decenas de presos etarras, muchos de los cuales se reincorporaron de nuevo a las filas de la banda.

No obstante, los conocidos como los «años de plomo», con atentados casi a diario, no llegaron hasta la década siguiente.

El año 1980 fue el más sangriento, con 98 asesinatos a manos de ETA, escalada terrorista que se mantuvo con altibajos durante la siguiente década, hasta 1991, año en el que la banda segó la vida de 45 personas.

Desde entonces, las estadísticas presentan una línea descendente, con cuatro años en blanco -1999, 2004, 2005 y 2011- y que coinciden con una época muy dura para ETA, con detenciones sucesivas de su cúpula y una actividad terrorista en declive.

El perfil de la víctima mortal de ETA también ha ido cambiando a lo largo de los años.

En la medida en que la organización terrorista comenzó, a partir de los 80, a cometer atentados indiscriminados con el uso masivo de coches-bomba, el patrón de la víctima pasó a ser heterogéneo, frente a las primeras épocas, en que la mayoría de los asesinados eran miembros de las Fuerzas de Seguridad o militares.

Un 42,1 por ciento del total de asesinados -361 personas- eran civiles.

Según las estadísticas recogidas en el libro «Vidas Rotas», el segundo colectivo más golpeado por ETA es el de guardias civiles, con 209 muertos -23 por ciento del total-, seguido de la Policía Nacional, con 149 asesinados y los miembros de las Fuerzas Armadas, con 82 fallecidos.

La clase política y, en especial cargos electos de los dos partidos mayoritarios en España, el Partido Socialista (PSOE) y conservador Partido Popular (PP) también han sido duramente castigados.

El secuestro y posterior asesinato del concejal del PP en Ermua (País Vasco) Miguel Ángel Blanco, en julio de 1997, supuso un antes y un después en la repulsa ciudadana al terrorismo en toda España y supuso una movilización social sin precedentes, que también se produjo con el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, retenido durante 532 días, hasta su liberación por la Guardia Civil el 1 de julio de 1997.

Además del asesinato «selectivo», ETA también utilizó coches-bomba en cuarteles repletos de niños o en lugares transitados provocando la muerte, heridas o mutilaciones a cientos de civiles.

Fue lo que ocurrió en el que se considera su atentado más sangriento, el del centro comercial Hipercor en Barcelona, cometido en 1987, que causó 21 muertos.

Agencias

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