Los números del PNUD

El jueves pasado (hace exactamente una semana) se presentó el Dossier “México Estatal” que elaboraron de manera conjunta el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y Transparencia Mexicana.

Cierto es que los diarios de circulación estatal y la opinión pública retomaron el tema, pero lo hicieron de forma superficial. Y en esa superficialidad están tanto quienes han optado por halagos y loas al gobernador por esta decisión valiente (que sin duda lo es), como quienes, a priori, han descalificado los resultados.

Para mí, el análisis profundo de este tipo de documentos es una obligación moral de académicos, periodistas, políticos, dirigentes empresariales, líderes sociales y administradores públicos.

Máxime, porque aunque existen resultados que por intuición podemos percibir, los matices y detalles son valiosos para la conformación de propuestas específicas. Algunas de esas propuestas, de hecho, se enuncian de forma explícita en el Dossier, como el llamado a crear organismos secretarías en materias como: salud, medio ambiente y desarrollo urbano, para elevar el nivel de compromiso del gobierno en dichos aspectos.

Dentro del mismo diseño institucional, hay otras cifras relevantes que pueden dar contexto a nuestras opiniones. Es el caso de la secretaría general de gobierno, blanco de críticas en fechas recientes, y que con datos es posible observar su desmantelamiento paulatino, pasando en tan solo un año (de 2008 a 2009) de tener alrededor de mil 400 empleados, a tener menos de 400.

Ello, a raíz de la desincorporación de las tareas de seguridad, que sin duda tuvo un efecto natural en la correlación interna de poder.

Hay también un dato preocupante respecto a la equidad de género que el gobierno ejerce en la contratación de personal. Mientras hay 1,969 empleados de confianza que en el aparato estatal que son hombres, tan solo hay 721 mujeres. Una diferencia abismal y no justificable, especialmente cuando el gobierno estatal fue encabezado 6 años por una personalidad política que ha fincado buena base de su trayectoria en el discurso de género.

También destaca la “obesidad” del gobierno. Como lo ha señalado el economista Rogelio Ramírez de la O, México se distingue por tener un Estado que es, al mismo tiempo, débil y obseso. Es decir: aunque el gobierno es pequeño (en proporción a su capacidad recaudatoria y de inversión) es obeso respecto a la proporción de gasto corriente (nómina) que ejerce.

En el estudio se demuestra que mientras a nivel nacional se destina un promedio de 20% del gasto público a servicios personales (gasto en nómina), en Zacatecas ese porcentaje alcanza hasta un 30%. Es decir: gastamos en nómina un 50% más que el promedio de los estados.

Y aunque en términos generales los resultados del Dossier son desalentadores, es claro que hay diferencias por área.

Dos ejemplos muy identificables son educación y salud, que arrojan resultados radicalmente distintos, que en buena medida explican el por qué nuestro Índice de Desarrollo Humano creció al lugar 9º en términos de salud, mientras seguimos por debajo de la media nacional en educación.

En educación, como hemos comentado con anterioridad, el problema fundamental está en la eficiencia terminal de secundaria y, asociado a ello, en la cobertura en educación media superior. Pero hay otro grave problema de la educación que es la conectividad.

Zacatecas, por ejemplo, es el segundo estado con menos bachilleratos tecnológicos en el país, con sólo 25, superando únicamente a Sinaloa. Asimismo, somos el cuarto estado con menor cobertura bruta en educación media superior, con un porcentaje de 54.8%.

Mientras tanto, en el tema de conectividad, ocupamos el último lugar a nivel nacional, ya que solo el 15.2% de las escuelas de educación básica tienen computadora para la enseñanza con conexión a Internet.

Ese problema se vuelve aún más grave si lo cruzamos con el hecho de que, además de que no hay conectividad en las escuelas, tampoco la hay en los hogares. En ese tenor, somos el sexto estado con menos hogares que tienen acceso a internet (13%).

Sólo para compararnos con entidades más desarrolladas, basta decir que hay más hogares (en términos porcentuales, claro está) que tienen acceso Internet en el DF, de los que aquí tienen computadora.

Por esta semana, ahí  dejamos el análisis sobre el Dossier México Estatal. En la próxima entrega abordaremos el tema de los mecanismos de planeación y evaluación, que son el área en la que peor salimos calificados. De ese déficit, precisamente, la importancia de empezar a medirnos bajo este tipo de instrumentos.

Asimismo, espero poder hablar del balance positivo en materia de salud, en el que, sin duda, debemos de reconocer el mérito del equipo que en su momento encabezó Heladio Verver y Vargas.

Finalmente, cerraremos con el tema del Poder Legislativo, donde los resultados del Dossier demuestran que nuestro llamado a profesionalizar la actividad parlamentaria mediante una reforma profunda es algo más que “grilla”.

Hasta el jueves.

(Uno de dos)

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