Padres jóvenes intentar romper modelo patriarcal

La menor participación de los hombres en los procesos reproductivos es aceptada socialmente, toda vez que se considera que esa función biológica es exclusiva de las mujeres y por tanto ellas son las responsables de usar métodos anticonceptivos para controlar su fecundidad y hacerse cargo del cuidado de sus hijas e hijos, advierte el investigador de El Colegio de México, Juan Guillermo Figueroa.
En el texto “Ser padres, esposos e hijos: Prácticas y valoraciones de varones mexicanos”, el también académico de la UNAM indica que la presencia secundaria de los hombres en la reproducción se atribuye a que ellos no viven el embarazo en sus cuerpos.
Este hecho también está vinculado con que a los varones se les reconozca culturalmente una menor responsabilidad respecto al ejercicio de su sexualidad.
De ese modo, los métodos anticonceptivos están más desarrollados para las mujeres y existen más opciones para que ellas controlen su fecundidad. Además, los servicios de salud y de educación vinculados a la reproducción están dirigidos en menor medida a los hombres, agrega Figueroa en su investigación.
Esta circunstancia deriva en que la medición de la fecundidad a través de encuestas y censos se realice con base en la experiencia de las mujeres y no la de los varones.
A ellos no se les cuestiona sobre cuántas hijas e hijos tuvieron a lo largo de su vida, pues se considera que intencionalmente podrían ocultar el número real de descendientes, si los tuvieron fuera del matrimonio o de su actual relación, entre otros aspectos.
Los hombres tampoco son cuestionados en torno al cuidado de los hijos, pues se cree que dicha información les resulta menos importante que a las mujeres, debido a que históricamente ellas han estado a cargo de la infancia.
Esta construcción social contribuye a legitimar las diferentes asignaciones de responsabilidades reproductivas para los sexos con base en sus roles de género: Las mujeres son madres dedicadas al cuidado de las hijas e hijos y los hombres son sólo padres proveedores.
De acuerdo con Juan Guillermo Figueroa, ciencias como la medicina, la demografía y la psicología infantil reproducen tales estereotipos de género y no cuestionan estas formas impuestas de ser mujeres y hombres. Incluso utilizan esos patrones como parámetro para realizar sus investigaciones, critica el académico.
Así, los estudios al respecto sostienen que el ejercicio de la paternidad está limitado a proveer recursos y a ejercer la autoridad en la familia.
Sin embargo, acota Figueroa, cuando se entrevista a padres jóvenes afirman que quieren ejercer la paternidad de modo diferente, pues tratan de no repetir el ejemplo de sus progenitores.
En el ejercicio de una nueva paternidad los jóvenes carecen de modelos alternativos de ser padre que puedan tomar como apoyo. Esta situación les genera ansiedad, ya que no están seguros de la legitimidad de esos modelos y están expuestos a presiones sociales por cuestionar los estereotipos del “buen padre” vigentes en la sociedad, concluye el especialista.
Por Guadalupe Cruz Jaimes/CIMAC
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