El terror viaja en ETN

Eran las 5.30 de la tarde del jueves 4 de mayo cuando siete pasajeros se dispusieron a abordar el autobús 5012 de Enlaces Terrestres Nacionales que cubriría la ruta Guadalajara–San Luis Potosí. Nadie imaginó el retorno de terror que tendrían, apenas al ingresar a territorio potosino, unos kilómetros después de que el autobús tomó la supercarretera Villa de Arriaga – San Luis Potosí, dos de los pasajeros se pusieron de pie, pistola en mano tomaron como rehén a una jovencita a la que le apuntaban a la cabeza y los despojaron a todos de sus pertenencias.

En la recién remodelada terminal de ETN en Guadalajara los pasajeros vieron con agrado el hecho de que se instalaran detectores de metales cuando pasan de la terminal a los andenes por lo que se sintieron cómodos, aún más poco antes de abordar el autobús un hombre les preguntó que llevaban en sus equipajes de mano, a las mujeres amablemente les pedían abrir sus bolsas para verificar su contenido.
Nadie, ni el chofer, imaginaron que dos de los siete pasajeros portaban armas y mucho menos que tenían la intención de asaltarlos de manera violenta apenas al tocar territorio potosino, unos 50 kilómetros antes de llegar a casa.
El trayecto en los cómodos autobuses inició sin contratiempos, el operador como siempre dio la bienvenida y se puso a disposición de las personas que transportaba, agradeciendo el viaje con la compañía y anunciando el tiempo del traslado que los pondría en San Luis Potosí a las 10.30 de la noche.
Las pantallas de los televisores se encendieron para dar paso a la publicidad de la compañía de transporte de pasajeros y de otras empresas para enseguida pasar a proyectar una película de Walt Disney. Dos de los pasajeros llamaron la atención de las mujeres que venían a bordo, uno de ellos comenzó a toser y a estornudar constantemente, estaba vestido de vaquero, el otro, quien portaba una camisa a cuadros traía unas botas de piel color madera, de esas tipo piel de víbora y un cinto piteado con una enorme hebilla muy reluciente.
El autobús devoraba kilómetros, algunos de los pasajeros decidieron cambiar de lugar porque había muchos disponibles y si tardarían cinco horas en llegar a San Luis Potosí, así que lo ideal era ponerse cómodos.
El hombre del cinturón piteado y las botas color madera, hablaba todo el tiempo por teléfono pero a nadie le extrañó el hecho, la película terminó y vino un momento de remanso, cuando el autobús dio la vuelta para tomar la supercarretera Villa de Arriaga-San Luis, los pasajeros se animaron, estaban cerca de su hogar, algunos enviaron mensajes y otros llamaron a sus familiares que los recibirían en la terminal terrestre potosina.
Viajando con el enemigo
Unos kilómetros adelante, la historia cambió, los dos pasajeros vestidos de vaqueros se pusieron de pie, desenfundaron sendas pistolas y tomaron de rehén a una jovencita que viajaba con su madre, el del cinturón de hebilla grande le apuntó a la cabeza con su arma mientras la sostenía de los cabellos. Con voz atemorizante ordenó a los cinco pasajeros que les entregaran sus pertenencias.
Paralizados por el terror, no atendieron inmediatamente la instrucción, el hombre alzó la voz y les dio nuevamente la orden pero ya con amenazas en tanto su compañero en el asalto revisaba los equipajes de mano y los compartimentos superiores de la unidad. La puerta que da a la cabina del chofer permanecía abierta, el chofer recibió la orden de no voltear y de seguir conduciendo de manera normal.
Una de las pasajeras intentó rescatar su cartera de la bolsa que llevaba cuando la levantaba del piso pero el sicario se percató de la acción y jadeante le gritó : “la bolsa, la bolsa señora, no intente sacar nada o aquí se la carga ….”. Atemorizada la mujer colocó la bolsa en el asiento contiguo, acto seguido despojaron a un joven pasajero que durante el trayecto jugaba en su computadora portátil.
El encargado de recolectar el botín lanzaba todo a un morral, de pronto se percató que una de las pasajeras traía un anillo y se volteó hacia ella: “Deme el anillo” le dijo, la mujer no atinaba a quitárselo lo que desesperó al sicario que se acercó y se lo arrancó sin misericordia.
El chofer seguía manejando, el hombre armado le gritaba “no se pare, no se pare”. El chofer no se atrevía ni a mirar el espejo retrovisor, la niña que servía de rehén sollozaba ahogando los gritos, de pronto el sicario le grita al conductor. Párate aquí cabrón .
El chofer obedeció, los sicarios saltaron la carretera y corrieron entre el monte con el botín en sus manos, los pasajeros pidieron al conductor que arrancara y que se fueran del lugar tan rápido como fuera posible, uno de ellos, observó que se trataba del kilómetro 58 y sacaron por conclusión que eran cinco o siete kilómetros atrás donde comenzó la pesadilla.
Transcurrieron algunos minutos y kilómetros sin que pudieran reponerse pero pronto encontraron una patrulla de las que custodian la carretera de cuota, tan sólo 15 minutos después ya estaban en la caseta de la autopista, los cinco pasajeros y el chofer decidieron detenerse y reportar el hecho, el patrullero les dijo que debían llegar hasta San Luis Potosí para presentar la denuncia correspondiente.
A los pasajeros les causó extrañeza que el segundo chofer que dormía en el camarote que va junto al equipaje no se diera ni cuenta de lo que ocurría, la justificación fue que dormía porque al llegar a San Luis le tocaba el siguiente turno.
Alfonso Cisneros y José Luis López son los nombres de los operadores de la unidad asaltada, pero sólo Alfonso supo de los hechos. Por fin tras informar a la patrulla y en la caseta, llegaron a la terminal terrestre potosina, sus familiares estaban nerviosos y enojados, no sabían que había pasado, no les pudieron comunicar que habían sufrido un asalto porque les quitaron sus celulares.
La indolencia y la indiferencia de ETN
Impotentes, enojados, desconcertados, los pasajeros del autobús 5012 tocaron suelo potosino y lloraron cuando bajaron del autobús, la tragedia del asalto los hizo hermanarse aun siendo desconocidos, sus familiares, ignorantes del episodio los esperaban en el pasillo de salida pero la desesperación provocó que uno de ellos se saltara el barandal de contención para saber lo que ocurría.
Los cinco pasajeros pidieron hablar con el gerente de la compañía en San Luis Potosí a quien no le importó, su tardanza provocó la desesperación de las personas que empezaron a gritar con desesperación: No viajen en ETN, no viajen en ETN, en esos autobuses asaltan y a esos gritos venía el llanto de rabia de saber que pudieron haber perdido la vida apenas unas horas antes.
La presión surtió efecto, el gerente, apareció con una justificación que enfureció todavía mas a los pasajeros: “pues miren, no podemos hacer nada porque éstas cosas están pasando, a nosotros no nos había pasado pero no podemos hacer nada porque en realidad a la empresa no le causaron ningún daño”.
Con los ojos desorbitados por lo que estaban escuchando, los pasajeros sugirieron que fuera ETN quien presentara la denuncia por lo ocurrido pero a lo mas que llegó el ejecutivo fue a decirles que para hacer efectivo el seguro de la autopista Villa de Arriaga – San Luis, tenían que presentar las facturas de los objetos que les fueron robados para que les puedan pagar.
Con el coraje congestionado en la garganta, los pasajeros abandonaron las oficinas del gerente de la compañía de autobuses, poco antes de retirarse, todavía en la Terminal Terrestre Potosina, pudieron decir sus nombres e intercambiaron números telefónicos para estar en contacto – por lo que pudieran hacer para rescatar sus pertenencias- con un nudo en la garganta se despidieron considerando que después de todo les había ido bien, porque no los mataron.
Código San Luis
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