¿Cómo somos los mexicanos?

Hace unos días la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un interesante estudio sobre indicadores sociales: Society at a Glance 2011. Los documentos de esta organización, compara indicadores clave entre las principales economías del mundo.
México, como ya es tradicional, aparece siempre en los extremos de las tablas. Se midió la desigualdad de los ingresos de los habitantes de cada país, mediante un indicador compuesto que se llama Gini, y una vez más demostró que México es el segundo país más desigual entre las grandes economías del mundo, con un coeficiente de 0.48, sólo nos superó Chile con 0.50. El promedio internacional de la OCDE es de 0.31 el país menos desigual del mundo resultó Eslovenia con 0.24.
Como países menos desiguales que el promedio, quedaron Dinamarca, Eslovenia, Suecia, Suiza, Francia, Holanda y Alemania, entre otros. Como puede observarse, entre más rico un país, menos desigual la distribución de riqueza. La excepción la representa Estados Unidos, que a pesar de ser el más rico del mundo, es al mismo tiempo uno de los más desiguales.
La OCDE después combinó varios indicadores sociales, como por ejemplo los países que tienen mayores porcentajes de niños y jubilados pobres. En ambas categorías México resultó el primer lugar, seguidos de los chilenos que debieron conformarse con el segundo puesto en tan triste clasificación.
Un 47 por ciento de los mexicanos afirma tener dificultades para sobrevivir con sus ingresos actuales. En esta categoría sí nos superan Hungría, Grecia y Turquía. Sin embargo, es una clasificación algo subjetiva, porque trata de cómo sienten las personas su situación económica, independientemente de sus ingresos reales. El promedio de la OCDE en este tema es de 24 por ciento.
Otro elemento que la organización internacional analiza es el gasto público en las pensiones, jubilaciones y servicio médico. De nueva cuenta nuestro país queda en el extremo de la tabla como el que menos gasta (o invierte) en beneficios sociales. Al combinar el índice Gini de desigualdad con el porcentaje de gasto social, nuestro país quedó como el peor calificado, mientras que del otro lado se ubicaron naciones como Francia, Suecia y Dinamarca.
La conclusión de la OCDE después de todo esto es contundente: “Los países con mayor gasto social tienen menos desigualdad y son más ricos”.
Por lo tanto,  los mexicanos tienen ingresos muy bajos, su gobierno no invierte en materia social, por lo que están desprotegidos, saben que su futuro cuando envejezcan será aún más difícil, y perciben que viven en una sociedad muy desigual y están molestos por eso.
El cruce de estos elementos constituye una situación muy peligrosa para nuestro país. La violencia y los altos índices de criminalidad son un reflejo evidente y alarmante de una economía que no responde a las expectativas de la sociedad.
Como resultado tenemos una sociedad indiferente, sin esperanzas. Esto lo refleja el mismo estudio mediante el porcentaje de personas que confían en otros. El mexicano se ha vuelto desconfiado. Sólo el 26 por ciento muestra confianza en las demás personas. El promedio de la OCDE es de 59 por ciento y países como Dinamarca alcanzan el 89 por ciento.
Sólo los chilenos y los turcos son más desconfiados que nosotros con un 13 y 24 por ciento, respectivamente.
Todos estos cuadros estadísticos son consistentes y coherentes con un país que necesita tomar medidas urgentes para recomponer no sólo su economía, sino también su sociedad.
El estudio es abundante en datos curiosos e interesantes que nos retratan de una manera muy dura mediante comparativos que no por odiosos, dejan de ser ciertos y debemos conocer, a fin de impulsar políticas publicas de carácter social que permitan hacernos mas competitivos a nivel internacional si no sobre todo cambiar la perfección del ciudadano en relación a su entorno económico, político y social.
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