Tres espacios, tres mujeres

Nuevamente, la partidocracia y sus dirigencias pasan por encima de los procesos democráticos y de las propuestas ciudadanas.
La falta de un ejercicio político democrático ha hecho que los partidos políticos, representados en la Cámara de Diputados violenten lo dispuesto en la Constitución, en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), y en la convocatoria emitida por ellos, al posponer indefinidamente la designación de consejeras y consejeros electorales.
Sin atender más que sus propios intereses, los partidos políticos desoyen las propuestas ciudadanas y se concentran en la negociación.
Desde que surgió la convocatoria para la presentación de candidaturas a la renovación del Consejo Electoral del IFE, mujeres políticas de distintas corrientes ideológicas, convencidas de las urgencias democráticas, propusieron abiertamente, a través de un desplegado, la política de acción positiva para que los tres lugares hoy vacantes en el IFE, fueran ocupados por mujeres.
Con el interés de asegurar la participación de las mujeres y avanzar en la paridad en la integración del máximo órgano de dirección del Instituto Federal Electoral (IFE), desde el 11 de octubre iniciaron la campaña «Tres espacios, tres lugares».
Sin embargo, la falta de acuerdos en la Cámara de Diputados y el privilegio de agendas partidarias, vulnera la certeza de la designación de la autoridad electoral, cuando más la necesitamos.
Una y otra vez, durante los festejos del XX aniversario del IFE, se destacó la importancia de rescatar la confianza ciudadana de este organismo, no como un acto de buena voluntad, sino como el resultado de acciones concretas que de cara a la ciudadanía muestren la transparencia de los procesos y su imparcialidad.
MALA SEÑAL
Nada más lejos de ello nos encontramos ahora, mala señal de los partidos al posponer indefinidamente la designación de las consejeras y consejeros y vulnerar el máximo órgano electoral al dejarlo incompleto.
Existen mujeres de amplia trayectoria; de sólida preparación entre las 17 candidaturas suspendidas en el aire, sin embargo ninguno de los tres principales partidos, que son los que realmente están negociando, está dispuesto a «sacrificar a alguno de sus hombres» por una mujer.
Indudablemente, la construcción masculina no tiene en su lógica el sacrificio, eso es de mujeres, por eso ellos sí pueden «sacrificar» a las diputadas electas para que lleguen los hombres suplentes.
Pareciera que tampoco está en su lógica que este proceso va más allá de sus propios intereses cupulares, que la ciudadanía está harta de estos arreglos y que demanda tres espacios para tres mujeres.
Sin duda, desatorar el proceso y hacerlo con transparencia y de cara a la población, sería un buen síntoma para los próximos procesos electorales que tendremos que enfrentar. Si los partidos se mantienen en su afán de asegurar a sus candidatos, mala hora para la democracia.
* Directora general de CIMAC, A.C.
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