2 de octubre, la tragedia interminable
SAÚL MONREAL ÁVILA
Apenas el 7 de septiembre, en todo el sur del país, y luego el doblemente fatídico 19 de septiembre, cuando rememorando el sismo del 85 viene la nueva tragedia y todas las secuelas que hoy estamos viviendo. Después, más luto. El 26 de septiembre se conmemoró el 3 aniversario de la tragedia de los 43 “Desaparecidos” de Ayotzinapa, ni perdón ni olvido, como por supuesto tampoco se olvidó aquella otra tragedia, un día como hoy, 2 de octubre del 68, aquella matanza de Tlatelolco, por decisión de Gustavo Díaz Ordaz. Nuestro México, como collage de comedia y tragedia shakespeariana, en una tragedia interminable. ¿Qué más debemos esperar?
Pareciera que cada cuanto, se añaden al almanaque nuevas fechas de remembranzas de hechos, de dramas y lutos que nuestro pueblo está enfrentando, y al parecer, las consecuencias y responsabilidades, de las malas políticas y corrupción que finalizaron este pasado 19 de septiembre con el nuevo sismo, seguirán la misma vía de aquellas rememoraciones, hasta el día de ayer van 360 víctimas mortales confirmadas, y de los responsables por lo edificios mal construidos, por las normas no respetadas, por los permisos de construcción “Chuecos” comprados a fuerza de mordidas, para edificios caídos que mataron a cientos, ¿seguirá la misma justicia adormilada y afectada por el conveniente alzhéimer gubernamental?
El denominador común de todo ello, es y ha sido la simple y vulgar corrupción, hasta el día de hoy, 2 de octubre, exactamente 49 años después, no sabemos de nadie que haya sido juzgado y condenado por los cientos, incierta cantidad aun no clarificada a satisfacción, de estudiantes asesinados, sin que nadie haya pisado cárcel por genocidio, aunque el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz aceptara su responsabilidad en los hechos y aunque su sucesor Luis Echeverría, entonces secretario de gobernación fuese responsable directo, una masacre provocada por el temor que este movimiento estuviera apoyado y dirigido por comunistas y desde Moscú, ante los actos de protesta de estudiantes de universidades del mundo, reprimidos también por los ejércitos, en lugares como la Universidad de Kent, USA, o Francia, a lo que se le llamó la Primavera Trágica de Paris, y otros lugares como Hungría y Checoslovaquia.
La escritora Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco, publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres en un solo lugar. El periodista inglés John Rodda, del diario The Guardian en sus investigaciones independientes, durante las que entrevistó sobrevivientes y testigos de los sucesos en los hospitales, calculó tímidamente que el saldo sería de unos 325 muertos.
Tampoco sabemos de ningún responsable directo, de los muchos que forzosamente tuvieron que haber participado, por la desaparición, y muy seguramente masacre de los 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa en Guerrero, el 26 de septiembre del 2014. Hasta la fecha se han detenido a más de 120 sospechosos, de los que no sabemos si continúan detenidos, pero no se ha emitido ninguna sentencia condenatoria. Y solo cuatro están acusados de homicidio, tentativa de homicidio y ninguno por desaparición forzosa. Únicamente los restos de un estudiante pudieron ser identificados, aunque sin ninguna certeza o pista de lo que sucedió. Sobre los otros 42, no ha sido posible determinar nada de lo que sucedió, es decir, el velo gubernamental del cinismo y la complicidad corrido sobre el hecho sin ningún escrúpulo a pesar de la presión social de la sociedad mexicana e internacional.
Y los sismos, eterna némesis del país, y por lo tanto previsible, por lo que las recurrentes tragedias suscitadas en estos eventos, tanto el día 7 de septiembre, como el 19, donde se repite nuevamente el mortal evento de 1985, señalan responsabilidades a las autoridades, que por corrupción, por falta de protocolos de seguridad necesarios, por carencia de normatividades en construcción necesarias en áreas sísmicas, y en suma de la corrupción de autoridades que a pesar de la existencia de estos reglamentos, por unos vulgares pesos lo permiten, ahora como en el 85, han provocado hasta ayer una cantidad de 361 muertes por el sismo del 19 de septiembre, 220 en Ciudad de México, 74 en Morelos, 45 en Puebla, 15 en Edomex, Guerrero 6 y Oaxaca, uno, en tanto en el sur del país, en tanto, hasta el pasado sábado, se tenían registradas cinco mil 791 réplicas del ocurrido el 7 de septiembre, con cientos de afectados mortales y cantidad no cuantificada de heridos, que al parecer, ya no cuentan para Peña Nieto y su gobierno Priista..
Estamos viviendo una verdadera tragedia sin fin, con el crimen organizado asolando pueblos, ciudades y zonas rurales, sumando a las familias fechas luctuosas sin fin ni paralelo en la historia, el dos de octubre, con sus 49 años de investigaciones, análisis, estudios y excusas gubernamentales es un icono por sí mismo a la corrupción del gobierno, tragedia tras tragedia hasta el agotamiento de nuestra capacidad de asombro, y es el símbolo de los Ayotzinapa, Tlatlaya, Tlatelolco, Atenco, Aguas Blancas, La casa blanca de Peña Nieto y la gaviota, Los millones robados por Javier Duarte y el resto de exgobernadores incluido Miguel Alonso, todo ello, representa una inacabable espiral descendente para la calidad de vida de todos nosotros, una tragedia continua, sembrando incertidumbre, miedo por la violencia, enojo por la corrupción y el cinismo, tristeza por la perdida de nuestros recursos. En suma, el país que hace 20 años nadie imaginaba caería tan bajo, y que seguirá cayendo aún más si los mexicanos no reaccionamos y cambiamos el rumbo, y de una vez por todas, dejemos de seguir permitiendo más tragedias funestas como el 2 de octubre, añadiéndose mes con mes al calendario.