El Segundo Informe y sus definiciones

JUAN GÓMEZ

El gobernador del estado Alejandro Tello Cristerna rindió su Segundo Informe de gobierno, en un escenario cien por ciento local que rompió con dos aspectos: regresar la comparecencia del Ejecutivo al congreso y cerrar su gobierno al ámbito doméstico. 

La austeridad marcó el ambiente del informe gubernamental. No asistieron invitados especiales de otras entidades y menos aún, de la dirigencia nacional priista. 

En otros informes gubernamentales asistía la dirigencia nacional del partido gobernante en el estado y además, el presidente de la República enviaba a un secretario de despacho como su representante, pero en esta ocasión se mandó a un subsecretario de Comunicaciones y Transportes. 

También en otros años la asistencia de gobernadores de otras entidades federativas hacían acto de presencia, pero esta vez no arribó uno solo. 

La ausencia de la dirigencia nacional priista es harto significativa. En el rito priista significaría no solo un alejamiento sino un desprendimiento de su lideresa, Claudia Ruiz Massieu. 

Si el gobierno invitó a la dirigente y esta lo desdeñó o si acaso no fue invitada, ambas consideraciones son negativas para una administración de extracción priista. 

Pero el alejamiento no solo correspondería a una dirigencia tricolor sino también a una presidencia de extracción priista, puesto que desde Los Pinos se envía a un representante de segundo nivel al informe, lo que se interpreta como un desdén por parte del presidente Enrique Peña Nieto, quien de esa manera no manifiesta ningún compromiso con el gobierno zacatecano. 

Este escenario de alejamiento entre dirigencia nacional priista y presidencia de la Republica con un gobierno de extracción tricolor, podría llevar a un rompimiento del gobernador Tello Cristerna y a un mayor acercamiento con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador. quien a partir del uno de diciembre entrará en funciones. 

Pero el problema que tiene el mandatario estatal es la fortaleza política. Hasta el momento, a dos años de su quinquenio, no ha mostrado el control sobre el estado y menos aún, un mejoramiento de su imagen pública y de su interlocución social. Todo lo contrario. 

Tello Cristerna no ha distinguido las diferencias entre la administración pública y el ejercicio del poder. Entre administrar y mandar; entre mandar y controlar para orientar la función pública y la trascendencia transquinquenal.

Sin embargo el gobernador Tello Cristerna se autodefine como un hombre de Estado. En el mensaje final de su Segundo Informe, especificó que “mi prioridad es Zacatecas y su gente, desde aquí extiendo mi mano sincera y declaro mi disposición para trabajar de forma articulada con el próximo gobierno federal”. 

Lo anterior implica asumir su responsabilidad por el bienestar social, política, económica y cultural de sus gobernados, por encima de los intereses de su partido. 

El gobernador zacatecano también marcó límites políticos y estableció una fuerte crítica para los morenistas: “Aquellos que durante décadas señalaron errores del sistema, hoy están obligados a hacer participar a Zacatecas de una verdadera justicia social, necesitamos el apoyo decidido del gobierno federal y de los legisladores, llegó el momento de demostrar con hechos”. 

El argumento del Ejecutivo del estado es el siguiente: “somos un estado deficitario, cada año requerimos apoyos extraordinarios cercanos a los 2 mil millones de pesos para poder cumplir simplemente con el pago de nómina en salud y educación. Dijo que el desarrollo y crecimiento de Zacatecas está limitado por esta realidad. 

Esta situación puede cambiar, solo si el próximo gobierno federal da a Zacatecas el trato que los zacatecanos merecemos, esperamos y exigimos, condicionó. 

Por otro lado la crítica social ha hecho mella en el gobernador Tello Cristerna. En los últimos meses ésta ha arreciado en distintos ámbitos, sobre todo en las redes sociales y en algunos medios de comunicación, particularmente por el tema de la inseguridad en el estado, pues más allá de la percepción, los datos del INEGI y del Semáforo Delictivo han colocado al estado entre los de mayor incidencia. 

A pesar de lo anterior, Tello Cristerna apuntó en su informe que “pese a los complicados momentos que hemos vivido, Zacatecas está en el lugar número 27 de 32 estados en cuanto a incidencia delictiva”. 

En este contexto el mandatario estatal señaló: me uno a las voces de los ciudadanos en decir no más a atentar contra la tranquilidad de la sociedad, no más lucrar con el dolor de las familias, basta del uso político de una situación de país que nos duele a todos, cualquier actor que señale sin actuar es parte del problema”. 

Y de inmediato agregó: no más descalificaciones como propuesta, ya no más erigirnos en jueces y verdugos a la vez. 

En los próximos días el gobernador hará cambios en distintas áreas de su equipo de trabajo, pero no se observa una nueva estrategia que aminore la crítica social y mediática de la que es objeto a dos años de su administración. 

El problema que tiene es que a partir del uno de diciembre el gobierno morenista tomará las riendas del país y de los estados a través de su estructura político-burocrática y el de Zacatecas será de los primeros rebasados, sobre todo si consideramos que los principales municipios están en manos de Morena, empezando por la capital del estado. 

No hay mucho tiempo para tomar decisiones y definiciones. 

Al tiempo. 

Twitter: @juangomezac

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