Redes sociales, el mal electoral

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Como catedrático universitario pero aún más como periodista, el hacedor sotanero ha creído siempre que los medios de comunicación se equivocaron. Fue tanta su ambición que, sin medir su poder y alcance, no se percataron que estaban enmudeciendo a la sociedad. La gente dejó de opinar porque la información dictó que debían ver, leer y creer. Hoy en día, candidatos y candidatas, quienes antes llenaban los bolsillos de los medios con su propaganda para manipular a la opinión pública, deben recurrir a las redes sociales  para hacerse visibles a una generación diferente, esa que no es su “voto duro”, sin embargo, corren el riesgo de la respuesta social inmediata y enfrentar a esa gente que dejó el silencio y les muestra su encono.

Las redes son lo que los comunicólogos llamamos power plays, donde el fake news y el trending topic destacan, y la buena voluntad es destruida. Y es así como estos personajes, que esperan ser ungidos por cada uno de los 11 millones 404 mil 743 mexiquenses con derecho a votar, pelean en las redes el sufragio a través de imágenes humanitarias, saludando a la gente en la calle, abrazando ancianos, niños, sobre todo indígenas o comerciantes de la calle, dándoles una palmada en la espalda a los pobres, prometiendo lo que no cumplirán con un discurso desgastado, malogrado y que antes les funcionaba, sólo que ahora no. Son otros tiempos.

Pero deben rentarse políticamente. De acuerdo con Collín Crowell, vicepresidente de Pol tica Pública Global de Twiter, en los procesos electorales, sólo el 45 por ciento de la gente ha decidido su voto por un candidato, mientras que el 32 por ciento están indecisos y el 23 por ciento pueden aún ser persuadidos. Y piensa que 8 de cada 10 tienen una visión negativa de los candidatos y por ende de sus campañas… Y es cierto. Si el 80 por ciento de la gente repudia a los candidatos, pensaríamos que el reflejo se verá en contra de los partidos que hoy gobiernan; su única opción í es mantener su voto cautivo y apelar a sus dioses para que la abstención mantenga esa tendencia superior al 50 por ciento. Su peor enemigo son, si, las redes sociales.

Es claro, los medios siguen buscando –ahora en redes sociales- condicionar nuestra experiencia de vida, en la realidad y la del mundo virtual, sólo que ahora la gente se expresa y tal vez rudimentariamente pero lo hace. Los medios no deben confiarse, menos los candidatos… quien domine el ciberespacio, las fake news y aguanten la carrilla, tendrán votos… Trátese de quien se trate…

Colofón.- La disputa por Toluca

Mientras degusta de una orden de tacos gobernador, con camarón y marlín, aderezados con una salsa de chipotle con limón y cebolla, acompañados de una fría agua de cebada, el hacedor de las prosas estólidas, después de ver el debate de candidatos para la alcaldía de Toluca, organizado por el ITESM, les grita a los aspirantes (a ver si así entienden) que la disputa es fortalecer el fomento al empleo (simplificando desde lo local las tasas impositivas al comercio y la industria); legalizar el ambulantaje y transformarlo en semifijo (para acabar con las organizaciones criminales que hay detrás); la movilidad (dejando de pactar con las mafias que concesionan el transporte y los taxistas); eficientar los servicios públicos (alumbrado, alcantarillado, bacheo); y seguridad (logrando contar con policías capacitados, con inteligencia operativa).

Así que dejen de hacerse chairas mentales con propuestas que no cumplirán. Dedíquense a pensar en los tolucos, no en ustedes…

Susurros.- Desquicia a Toluca horda de taxistas electorales

Susurran que los taxistas “no tienen madre”, sobre todo los que ayer desquiciaron la vialidad “Alfredo del Mazo” –una de las conexiones de acceso y salida de la ciudad más importante-. Si fueron a demostrar su apoyo al candidato del PRI es su decisión, no de los habitantes de Toluca. Habría que dejar de usar esas unidades…

La del estribo.- Ya para acabar con el debate presidencial

Andrés soberbio, cínico, cómico e ignorante; José Antonio inteligente, moderado y al final desesperado; Ricardo enojado, inteligente y desafiante; Jaime cómico, ignorante, torpe… ¿Cuántos más Peña?

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