Integrantes de Adoración Nocturna Mexicana se preparan para su centenario

Zacatecas, Zac.- Martín nació en el surco, es campesino. En la oración de noche, en  silencio y de rodillas con sus compañeros de grupo aprendió a identificar la presencia de Dios en todo y en todos. “El me ha dado todo y me permite soportarlo todo”, afirma.

Este domingo se llevó a cabo la primera Asamblea Diocesana anual del movimiento católico de la Adoración Nocturna Mexicana (ANM) a la que asistieron 150 integrantes, de los poco más de tres mil  que hay dentro de las 110 parroquias del territorio zacatecano.

Con banderas blancas los adoradores caminaron del templo del Sagrado Corazón en el centro de la Ciudad al Colegio López de Lara, donde el sacerdote Miguel Landeros hizo un llamado a los católicos a incendiar de misericordia sus ambientes en el trabajo, el campo, la escuela, la ciudad, evitando juzgar al hermano y les pidió que el perdón se haga costumbre.

“Con nuestras luces y sombras Jesucristo nos sigue llamando a que lo sigamos hoy como lo hizo en su tiempo con el publicano Mateo, Él viene por nosotros porque somos pecadores, porque fallamos, no por bonitos, Él vino en especial por los rechazados y como adoradores y cristianos el deber del amor es no rechazar a nadie, sino escucharnos, porque Dios viene por todos sin excepción”, dijo Landeros quien es el encargado en la Diócesis de la Adoración Nocturna.

Con el evento, la Adoración Nocturna Mexicana (ANM) en Zacatecas inició su camino de preparación rumbo a la celebración de sus primeros cien años de vida a celebrarse en Octubre de 2019.

Los reunidos en la asamblea coincidieron en que su contacto en oración con Dios los hace ver enfrentar los problemas de la vida con confianza y responsabilidad.

“De pronto es difícil estar en esto porque a veces los amigos y la familia lo critican a uno y lo menos que te dicen es santurrón, eso no importa porque hoy vivo más alegre”, señala Federico Velázquez Damasco quien hace más de 30 años dejó su casa para irse de “mojado” con su esposa a Estados Unidos y hoy gracias a Dios, dice está de regreso en su tierra y a pesar de la distancia está en constante comunicación con sus 8 nietos nacidos en Chicago. Tiene 16 años en la Adoración Nocturna Mexicana.

Tomás Montoya recibió en 1997 una llamada que le cambió la vida, de la Universidad de Chapingo le avisaron por teléfono que su hijo se ahogó en un viaje de prácticas en Veracruz.

“En ése momento se me apachurró el corazón”, recuerda. Tenía pocos meses de haber ingresado a la Adoración Nocturna donde cada mes se reúne en vigilia de oración  con sus amigos en el templo para pedir a Dios dé fortaleza a quienes sufren.

Hoy afirma que gracias a Dios, tiene paz en su corazón a pesar de que la muerte de su hijo.

“Cada vez que estoy en la vigilia de adoración pido a Dios por mi hijo, confío que ya está descansando con Él en su reino al igual que mis padres que también me los recogió el Señor en ése mismo 1997”, dice.

Los asistentes a la asamblea se fueron con una misión. Ser adoradores de noche y testigos del amor de Dios, dispuestos a servir a quienes los necesiten.

LNY/Redacción

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