1985 y 2017 el doloroso nacimiento de la Sociedad Civil

JOSÉ NARRO CÉSPEDES

El 19 de septiembre de 1985, a las 7 de la mañana con 17 minutos, la Ciudad de México vio nacer, entre el dolor y la muerte a la Sociedad Civil mexicana al amanecer con un terremoto que evidenció que, hasta ese momento, el gobierno no estaba preparado para afrontar la realidad a la que la naturaleza nos enfrentó con la destrucción en unos segundos, de la vida de miles y miles de mexicanos.

La sociedad, ante la desgracia salió a las calles, sin guantes, sin herramientas, ante la ausencia del Estado, se dispuso a levantar piedras y escombros para salvar vidas humanas, para rescatar cuerpos para darles una sepultura. La población se asumió como la única opción para “saber qué hacer rápido”.

El nacimiento de la Sociedad Civil se dio sobre la muerte de los niños del Centro Médico, de los habitantes de Tlatelolco, de los vecinos de la colonia Roma, del centro de la ciudad; de la pérdida de los miles de damnificados. Los miles de voluntarios del 85, heredaron a la sociedad mexicana lo que hoy hemos normalizado, la organización social ante las diversas problemáticas.

Los mexicanos aprendimos que no necesitamos al Gobierno para resolver. Miles de organizaciones sociales surgieron para resolver diversas problemáticas. Organizaciones contra la delincuencia; ecologistas; feministas; gremiales; de periodistas… y el número se extiende como los problemas que busca enfrentar.

Hoy (el martes pasado), exactamente 32 años después, en la CDMX, Morelos, Puebla y Guerrero y desde el pasado 7 de septiembre, en Oaxaca y Chiapas, los mexicanos han dado, minuto a minuto, la cara a la desgracia y con la fuerza que da la unidad, los ciudadanos se lanzaron nuevamente a las calles para, sin entrenamiento, tratar de salvar vidas. Sabemos que somos vulnerables a la fuerza de la naturaleza pero sabemos que contamos con el que está a lado.

No es solidaridad, es parte esencial de que somos.

Es un hecho que el México de hoy y el de hace 32 años, no es el mismo, hoy, los habitantes del Valle de México son hijos del terremoto de 1985, lo llevamos en la sangre, es parte de los relatos de los padres a los hijos, lo llevamos tatuado en la memoria. México fue uno antes del terremoto y otro después.

Y con todo, hoy tenemos una nueva marca de dolor que replantear el 19 septiembre como una nueva marca en la historia para entender encontrarnos, para que la Sociedad Civil asuma que la realidad y la solución está en nuestras manos. Las redes sociales fortalecieron la acción coordinada, lo cual en 1985 no existía. La comunicación hoy, informó y organizó.

El 19 de septiembre es la fecha en que la naturaleza exigió a los mexicanos a darle la mano al vecino y al desconocido para enfrentar juntos el desastre pues no podía esperar la respuesta gubernamental, muchos fueron salvados por las manos de los voluntarios.

Tenemos que asumir que hoy los mexicanos se alejan de lo que los políticos asumimos en cualquier discurso y  tenemos que entender el mensaje. Los mexicanos estamos unidos cuando tenemos que estar unidos, sin embargo, otras luchas por las que gastamos millones de pesos, miles de horas de trabajo como la lucha electoral, está marcada por la falta de participación y esos que hoy, por miles, salieron a participar, esos no participan en las causas que desde el discurso los quiere incluir.

Tenemos que aprender que las Sociedad Civil va siempre un paso delante de la política, la sociedad participa cuando la causa lo amerita, cuando la solución depende de ella, y nosotros nos hemos alejado de ella. Debemos aprender. Debemos regresar a ella y organizarnos con la misma sociedad para resolver los graves problemas del país.

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