Y la marcha también fue carnaval y putería

HERACLIO CASTILLO

“Lo que menos queremos es escuchar algunos discursos, pero son necesarios para fijar posturas, para que sepan por qué estamos aquí, que no sólo es fiesta, carnaval y putería”.

Así lo dijo el diputado federal Benjamín Medrano Quezada, pero el llamado no tuvo eco entre las más de dos mil 500 personas congregadas en la Plaza de Armas con motivo de la 15 Marcha del Orgullo LGBT+ en Zacatecas y que siguieron con la rechifla porque, así se entendió, lo importante era la lentejuela, las pelucas y el maquillaje al ritmo de “Umbrella”.


Horas antes, el contingente se congregó en la Plazuela de García para dar inicio a la marcha. Serían las 5 de la tarde cuando apenas había unas 20 personas reunidas, entre ellas dos trabajadores de la Secretaría de Salud de Zacatecas haciendo entrega de condones y folletos sobre prevención de infecciones de transmisión sexual.

Desde Aguascalientes también llegaron Alejandro Gutiérrez y su esposa Dulce María Flores, representantes de Familiares Contigo AC, con la intención de crear en Zacatecas un grupo de ayuda para padres y familiares de la diversidad sexual. “Es un poco laborioso atender la situación, pero con puro amor sí podemos salir adelante”, expresó don Alejandro, quien reconoció que los padres a menudo son más difíciles de sensibilizar sobre el tema, a diferencia de las madres de familia.


Poco después las grúas y carros alegóricos hicieron su arribo al tiempo que diversos grupos de asociaciones civiles acomodaban las lonas con el orden que llevaría el contingente durante la marcha, integrada mayoritariamente por la comunidad lésbica.

Mientras la gente se congregaba, la alcaldesa Judit Guerrero, sin la parafernalia de otros gobernantes rodeados de todo un séquito a cualquier lugar que van, se acercó para verificar que hubieran llegado tránsitos y policías para garantizar que la marcha se llevara a cabo de forma ordenada, atendiendo a la solicitud hecha al ayuntamiento de la capital para resguardar al contingente. Calladita como llegó, calladita se retiró.


Lo contrario ocurrió a la llegada del diputado federal Benjamín Medrano, rodeado de gran parte de su equipo de trabajo, lo que no impidió saludar a todos de beso y apretón de manos.

En entrevista con los medios se refirió a una propuesta de ley contra la tortura, considerada entre las tres mejores del mundo; la inclusión de algunas agravantes en el Código Penal, como los crímenes de odio; el exhorto al INEGI para realizar un conteo donde se incluya a la comunidad LGBT+ para tener estadísticas certeras sobre esta población, así como una reforma a la ley nacional del deporte para no discriminar por orientación sexual, raza o etnia.

Se mostró optimista sobre el trabajo de los diputados locales en la 62 Legislatura al afirmar que se tiene mayoría de mujeres, “aliadas naturales de la comunidad LGBT”, por lo que dijo confiar en que se apruebe la iniciativa presentada por la diputada perredista María Elena Ortega para el matrimonio igualitario el pasado 13 de julio.

Mientras transcurría la entrevista, la gente se fue sumando al contingente y, en punto de las 6:50 de la tarde, partió de la Plazuela de García guiados por los jóvenes de la Banda de Música de Guadalupe.

Después continuaban colectivos como Elipse Lésbico, Hijas de la Luna, Sí Acepto, Familiares Contigo, entre otros que se mezclaban con las banderas de patrocinadores, una enorme bandera de colores cargada por más de 20 personas y los carros alegóricos repletos de globos de colores y lonas con mensajes alusivos a la lucha por los derechos de la comunidad LGBT+.

Las consignas no podían faltar, especialmente entre el grupo lésbico, que agitando sus banderas de colores gritaba: “gobierno priísta, homofóbico y machista”, mientras a sus espaldas caminaba un gran contingente de priístas con banderas a las que habían colocado el logo del PRI.

Bailarines exóticos, reinas y princesas de Miss Gay Zacatecas, padres de gays y lesbianas, actores representando a Jesús (“Jesucristo no discrimina”, se leía en una de sus pancartas) o montados en enormes zancos, todo esto se vio en medio de la algarabía de la 15 Marcha del Orgullo LGBT+ incluyendo al bailarín que llego tarde y salió corriendo en paños menores o las transexuales que se agarraban el busto desnudo mientras echaban carrera en sus tacones de plataforma para alcanzar al contingente.

Los zacatecanos abarrotaron las principales calles del Centro Histórico de Zacatecas, reían con las consignas, aplaudían, saludaban, tomaban fotos y simulaban taparse los ojos al ver las diminutas tangas de los bailarines exóticos. Pero también hubo quienes comentaron: “esto es un carnaval”, “eso no es activismo”, “nomás se están exhibiendo”, “pura degeneración”, “y así ¿cómo piden respeto?”. Hubo personas de la comunidad LGBT+ que decidieron no asistir por no estar de acuerdo con ese tipo de manifestaciones…

Poco después de las 8 de la noche, el contingente se reunió en la Plaza de Armas, donde destacó la presencia de políticos como la diputada federal Claudia Anaya; Raymundo Moreno, secretario de Planeación de la capital (cuya lona de “Orgullo Zacatecas” se encontraba al centro del escenario), la diputada María Elena Ortega y la exdiputada María Luisa Sosa, entre otras personalidades.

Más allá de los mensajes y pronunciamientos de las organizaciones de la sociedad civil (como la propuesta de crear una Secretaría de la Diversidad Sexual, cuando las instituciones encargadas de los jóvenes y personas con discapacidad apenas llegan a subsecretarías), llamó la atención la intervención de los políticos que asistieron.

Benjamín Medrano hizo un reconocimiento público al obispo Sigifredo Noriega Barceló por su trabajo en favor de la comunidad LGBT+ (la rechifla fue suficiente para cambiar de tema) y luego habló del trabajo organizado, del apoyo que se requiere de la comunidad LGBT+ para impulsar otras iniciativas y de la unión de esfuerzos con otros actores políticos como la perredista María Elena Ortega.

Claudia Anaya y Raymundo Moreno fueron más obvios y pensaban ya en el 2018 y el voto rosa, mientras María Elena Ortega, eufórica, quería enfatizar en la importancia de la iniciativa presentada en el Congreso del Estado para el matrimonio igualitario, pero la rechifla bastó para perder el hilo y pedir el respaldo del PRI para que la iniciativa se apruebe en la 62 Legislatura (recordemos que el PRI es mayoría).

Se dejó ver cuál será una de las posibles fórmulas para las elecciones del próximo año. Y entre chiflidos y aplausos, el show de lentejuela y brillantina dio inicio sobre un escenario mejor preparado que en las coronaciones de las reinas de la Fenaza.

Pero en medio de esta algarabía destacaron el cambio de colores en las banderas (no eran los correctos ni estaban en el orden debido), la ausencia de banderas de la comunidad bisexual o trans* (a pesar de que una cuarta parte del contingente estuvo integrado por este sector), la ansiedad de salir en los reflectores, los mensajes obvios inscritos en las playeras (“soy lesbiana”), la apatía de la comunidad LGBT+ para conocer el trabajo legislativo que se realiza en su favor y, en suma, una comunidad mayormente integrada por gente a la que no le interesan sus derechos, sino la posibilidad de salir a las calles a mostrarse al menos una vez al año como realmente se identifica. Lamentablemente, parafraseando al diputado Benjamín Medrano, la marcha fue fiesta, carnaval y putería.

LNY/HC

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