Cristina Rodríguez y la campaña del llanto

ERNESTO GONZÁLEZ ROMO

Los asesores de comunicación de Cristina Rodríguez quieren lucrar con la empatía de los ciudadanos, una y otra vez responden a las críticas con campañas de victimización que buscan convertir a la primera dama en una mártir.
Cuando los ciudadanos cuestionaron a la primera dama por las violaciones a los derechos humanos de los adolescentes de la casa hogar del DIF, ella utilizó a los jovencitos para evitar el despido de su amiga como directora de este centro.

En aquella ocasión se dijo que varios jóvenes escaparon de la casa hogar, para buscar a la funcionaria recién despedida por recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y que al ser localizados por el personal del DIF, se fundieron en un mar de lágrimas mientras la primera dama los consolaba.

Después, cuando fue acusada de estigmatizar a unos jóvenes al compararlos con “sicarios”, la primera dama realizó una entrevista poco creíble donde lloraba amargamente por los ataques que había recibido ella y su familia.

Ahora que la criticamos por el uso de las instituciones y de los recursos públicos para apuntalar su candidatura como Diputada Federal, desde el PRI justifican todo diciendo que se trata de comentarios misóginos.

En todos los casos se tratan de estrategias fallidas de victimización, en el caso de las violaciones a derechos humanos en la casa hogar, todo se habría resuelto separando a la funcionaria de su cargo mientras se hacía una investigación independiente para darle certeza a la gente de que nuestros jóvenes son atendidos correctamente, no había ninguna necesidad de usar a los jóvenes como defensa de la funcionaria señalada.

En el caso de los jóvenes bailarines no había ninguna necesidad de llegar a las lágrimas, todo se habría solucionado explicando que se equivocó, que no había ninguna necesidad de comparar a los jóvenes estudiantes con sicarios y que de ahora en adelante cualquier inquietud la hablaría directamente con los jóvenes sin exponerlos frente a sus amigos y familiares.

Y en el caso de las acusaciones por el uso electoral de los recursos públicos, no hay necesidad de tachar las críticas de misóginas, basta con que la primera dama acepte que buscará la candidatura, que presente públicamente las reglas de operación de todos los programas sociales que maneja y que establezca mecanismos para garantizar que el dinero de los ciudadanos no se usará en su campaña.

Nadie intenta negarle a la primera dama su derecho a participar en política, lo que no podemos permitir es que nuestras instituciones se utilicen como casa de campaña, que nuestros impuestos se usen para hacer proselitismo y que los programas sociales se utilicen para concretar las aspiraciones personales de Cristina Rodríguez de Tello.

No hay necesidad de victimizarse, basta con dejar a un lado las ambiciones personales y poner como prioridad a los ciudadanos.

Los asesores de comunicación de la primera dama se equivocan al pensar que Cristina Rodríguez llegará a Gobernadora convertida en mártir, cuando los ciudadanos lo que reclaman es menos drama y más seriedad en el ejercicio del poder.

La estrategia de victimización de la primera dama es perversa, porque lucra con asuntos muy delicados, como la lucha que las mujeres han dado por décadas para ser tratadas con respeto y tener accesos a los espacios de toma de decisiones, esa lucha ha sido tan valiosa para la sociedad que no merece ser usada como escudo de ambiciones personales, ojala que en el PRI lo entiendan y que la primera dama desista de su estrategia de victimización, deben entender que nadie le cuestiona su legítimo derecho a participar en política, pero aunque nos tachen de misóginos, seguiremos exigiendo que nuestro dinero se use con transparencia.

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