Tello y Alonso ¿“sana” distancia?

GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ

Un abrazo lleno de afecto, ante la mirada atenta de los medios, refrescó a la luz pública una amistad que los años forjaron entre la familiaridad y la lealtad temprana. La cercanía entre Miguel Alonso y Alejandro Tello, prudentemente llevada en el plano personal, permanece y apenas resiente el oleaje que genera el choque natural entre sus equipos de trabajo.

Pero la política, que trastoca incluso las relaciones más sólidas, pronto abrió las diferencias y contradicciones entre uno y otro estilo de gobernar. Así sucedió cuando el contador retó frente a los micrófonos a ponerse y medirse contra “cualquier actor político”. Se refería en concreto a la oposición que abrió la agenda del pago de estímulos a la productividad de unos cuantos funcionarios.

Sin embargo, no esperaba que con quien pronto estaría midiéndose era, nada más y nada menos, con ese amigo, casi hermano, de la infancia, Miguel. Sólido y confiado, el contador confesó al colectivo de periodistas que lo acompañaron hasta la Ciudad de México, que en su quinquenio se equivoca quien intenta encontrar corrupción y una nómina secreta “como sí existió en el pasado”. La amistad entonces regresó al plano personal.

“No tengo nómina secreta, no oculto nada y ante cualquier actor político Alejandro Tello se pone y se mide, para que, si quieren, midamos lo que se ha hecho a lo largo del tiempo, si hablamos de honradez, si hablamos realmente de transparencia y claridad, bueno, que por nuestros actos se nos mida”, dijo el gobernador en funciones.

Alonso Reyes no escuchó el mensaje, pero, anticipándose, procuró para entonces tener un primer parámetro de medición. No dejó pasar la oportunidad para robar la nota en el evento del Día del Zacatecano en la capital del país, y le anticipó a la prensa que en materia de seguridad en su administración “se tenía una estrategia muy clara” con la que “redujo la inseguridad”.

Dispuesto también a medirse con otros políticos y administraciones, tal como retaba Tello a la oposición, Miguel invitó a los reporteros a “revisar varios temas y hay buenos números”. Para su amigo sólo tuvo algunas palabras de aliento al tiempo que deseaba se “logre articular una estrategia [en este quinquenio] para que se prevenga el delito, se contenga y regrese la seguridad en Zacatecas”. La amistad nuevamente retrocedió al ambiente particular.

Pero las discordancias, no intencionales, aunque propias del contexto de cada mandatario, no terminaron ahí. Alonso Reyes, retomando el discurso que dejó correr en los tinteros de los medios de circulación nacional (entre ellos Milenio, La Razón y El Financiero) previo a tomar protesta como director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, subrayó nuevamente que gracias a su halo y operación política logró que en Zacatecas permaneciera el gobierno priista durante 2012, 2013, 2015 y 2016. El mismo reto, y resultados semejantes, ahora deja de rasero el ex gobernador para su amigo.

De las condiciones financieras con las que la administración del contador Tello inició al recuento de los daños en la hacienda pública zacatecana, tónica inaugural que impulsó la lógica austera del presupuesto 2017 y la búsqueda de soluciones impositivas por parte de Jorge Miranda, Miguel Alonso retomó los datos que la calificadora Moody’s utilizó para evaluar el total de sus adeudos como moderados y manejables.

Pasó por alto el ex gobernador y licenciado en administración, que el pasado 15 de mayo el diario Reforma publicó una nueva evaluación de la misma calificadora, donde Moody’s advierte que Zacatecas, junto con otras cuatro entidades “podrían caer en los próximos meses en incumplimientos de pago de deuda bancaria y de proveedores, por los problemas de liquidez que enfrentan”. Lo mismo para los techos de endeudamiento de los municipios, establecidos a partir de la Ley de Disciplina Financiera y ejercidos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

La probable falta de liquidez generalizada afecta directamente a uno de los grandes proyectos de la administración del contador Tello, la construcción del acueducto adjunto a la presa Milpillas, valuado en alrededor de 5 mil millones de pesos. Una obra pública que ha señalado el contador, no será de relumbrón -en comparación de aquellas sin impacto social y puestas en marcha por su amigo Miguel- sino para el beneficio de la población zacatecana y la distribución del vital líquido para los centros urbanos que hoy enfrentan una crisis de abastecimiento.

Estos y nuevos temas entrarán en el esquema comparativo y de contradicciones durante el desarrollo del proceso electoral en puerta, entre ambos amigos de la infancia. La aspiración del ex mandatario Alonso Reyes para ocupar un escaño en el Senado de la República estaría por definir si la contienda la realiza desde las listas nacionales de su partido, o en la lista local. Proyectos contradictorios puestos a prueba en el desánimo social.

Twitter: @GabrielConV 

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