¿Y si hacemos una escuela para padres?

GABRIELA GARCÍA PERALES

Con un grupo de jóvenes, psicólogos y abogados estoy recorriendo algunas de las escuelas más abandonadas del municipio, realizando un ejercicio con los jóvenes donde les pedimos que relaten un poco los problemas que más los agobian y francamente es desgarrador leer lo que piensan nuestros jóvenes y lo que casi nadie quiere escuchar.

No voy a revelar nombres, pero hay cosas que he leído y me dejan fría, cosas que sinceramente me ponen a reflexionar lo que estamos haciendo como sociedad. Les daré algunos ejemplos de lo que escribieron.

 “Mi familia nunca me ha entendido, me arremedan y se burlan, me siento a llorar y a veces me corto, sé que está mal pero no lo puedo evitar”.

 “Mi mamá a veces se enoja y me dice que solo soy un estorbo, siento que nadie me quiere”

“Mi hermana trabajando, mi papá nunca está, mi mamá trabajando y me siento muy sola”

Estos son algunos ejemplos de lo que está pasando allá afuera, donde no queremos ver porque no salimos de nuestra zona de confort.

¿Realmente estamos preparados?, ¿No necesitamos que alguien nos ayude? Deberíamos de tener en Guadalupe una escuela para padres que ayude a las personas a comunicarse de mejor manera con sus hijos, para entenderlos, comprenderlos, para saber reaccionar y lo más importante de todo para saber responder.

Es necesario ampliar nuestra visión para dar mejores soluciones a los problemas desde la casa, ya que ahora los problemas no se pueden comparar con los problemas de nuestra época.

Si creamos una escuela para padres donde se promuevan eficazmente los valores y educación que actualmente se están perdiendo lograremos estabilizar la sociedad desde la familia para recuperar el terreno que se ha ido perdiendo con el paso de los años y el uso de las nuevas tecnologías que vinieron a cambiar la forma de comunicarnos con nuestros hijos.

La mayoría de las personas creemos que los principios, valores y virtudes de nuestros hijos deben ser enseñados desde la escuela, pero la responsabilidad es de los padres, desde el hogar se forma a los adultos del futuro.

Con la educación de nuestros hijos no se debe jugar porque lo que les enseñamos en casa es la manera en que ellos se conducirán por la vida, por lo tanto, debemos ayudarlos a forjar bases sólidas que les ayuden a vivir más tranquilos y en armonía.

Si se nos pidiera una licencia donde se hiciera constar que somos aptos para ser padres ¿cuantos de nosotros contaríamos con esa licencia que respalde que contamos con las capacidades necesarias para transmitir una educación de calidad a nuestros hijos?

Espero noten que nadie nos enseña a ser buenos padres, esa habilidad la vamos aprendiendo día con día con base al “ensayo y error” y en ocasiones cometemos errores que nos marcan de por vida.

Por eso voy a impulsar la creación de una escuela para padres, donde se implementen talleres en primeros auxilios, comunicación efectiva, educación de las emociones, manejo y supervisión de redes sociales, educación sexual para padres e hijos, control de la ira, disciplina efectiva, artes, deportes, actividades lúdicas, civismo y principios básicos de la psicología.

No podemos enseñarles a nuestros hijos lo que no sabemos y no podemos enseñarles a nuestros hijos lo que hemos aprendido si no conocemos métodos efectivos para comunicarles nuestro amor, por eso debemos aprender y el municipio de Guadalupe debe ayudar a que padres e hijos tengamos una mejor formación.

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