El federalismo fiscal y el nuevo pacto

MANUEL IBARRA SANTOS

La reciente polémica pública relativa al impuesto de responsabilidad ecológica, iniciativa del gobierno de Zacatecas y aprobado por la Legislatura local, que escaló dimensiones nacionales e internacionales, actualiza la discusión sobre sí el federalismo mexicano en vigor es justo y se considera un factor real de equilibrio en el desarrollo de la nación, o bien se encuentra de cabeza y al revés.

Lo que resulta inequívoco es que necesario es construir un renovado “Pacto Federal”, que atienda con justicia a los Estados tradicionalmente maltratados como Zacatecas.

Existen evidencias que señalan que el actual federalismo concentra la mayoría de los ingresos nacionales en la administración pública centralizada de la República y en unas cuantas entidades del país, en detrimento de las demás.

De la recaudación federal participable, que se traduce en los ingresos económicos producto del cobro de impuestos, así como como por los derechos en la explotación petrolera y minera, el 80% de ellos va a las arcas de la federación y sólo el 20 por ciento a los Estados y municipios.

En los países avanzados del mundo, gobernados a través de un modelo consolidado y justo de federalismo < como en Alemania, Estados Unidos y/o Canadá>, los ingresos nacionales en un 40 y hasta en un 50% se dirige en apoyo a Estados y municipios. En México, apenas es del 20%.

En nuestro país, la recaudación federal participable (RFP), de acuerdo a la Ley en la materia, se conforma con los ingresos que la federación obtiene con el cobro de una serie de gravámenes, entre los que destacan el impuesto sobre la renta en contratos y asignaciones para la explotación de hidrocarburos y minería, el impuesto sobre la renta en materia de salarios, sobre automóviles nuevos, así como el relativo a productos y servicios.

La Ley de coordinación fiscal entre federación y estados:

La Ley vigente de Coordinación Fiscal data de inicios de los ochenta, surgida luego de la profunda crisis de representación federalista que se registra a mediados y a finales de la década de los setentas del siglo pasado.

En esa época se hicieron explicitas las inconformidades ante la manera injusta en que se distribuían los recursos federales asignables a entidades y municipios.

Dos fueron los principales argumentos de inconformidad: Primero, la mayor parte de los recursos se concentraban en unos cuantos Estados; y segundo, se manipulaba la ubicación de los contribuyentes, lo cual permitía a ciertas entidades cobrar los ingresos correspondientes a otras.

Hoy en día, parece que se repiten estas circunstancias que hacen aflorar en los Estados los criterios de inconformidad ante la injusta distribución de la riqueza nacional.

Desde el Congreso de la Unión, se tiene que trabajar para revertir estas negativas condiciones e impedir que siga operando el federalismo de cabeza y al revés. La Conago tendrá que hacer algo para revertir esa tendencia.

La confrontación federación/estados

A través de dos siglos de vida nacional, la confrontación entre Federación/Estado ha dejado para Zacatecas un saldo negativo de olvido, marginación y rezagos ancestrales.

Se pueden recordar al menos, sobre el particular, dos de varias memorables experiencias dolorosas: en el debate centralismo-federalismo, en la lucha contra Antonio López de Santa Anna, Zacatecas pierde la batalla y en 1835 le cercenan su territorio; posteriormente, en la pugna liberal entre J. Jesús González Ortega y Benito Juárez, en 1865, el “Tinterillo de la Reforma” es derrotado por el “Benemérito de las Américas”, y nuestro Estado sufre las consecuencias.

Es adecuado, sí luchar en la actualidad, por un nuevo federalismo fiscal, pero no perder la perspectiva de la historia.

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