Un gobierno insensible y un pueblo agraviado

DAVID MONREAL ÁVILA

El día 15 de enero, en las principales plazas públicas del país se dieron cita millones de personas para manifestar su rechazo al gasolinazo que el gobierno de Enrique Peña Nieto y las bancadas del PRI, PAN, PVEM, Nueva Alianza y Encuentro Social, decidieron imponer desde el Congreso de la Unión. Esta movilización ciudadana nació de la propia sociedad civil y su principal medio de difusión fueron las redes sociales (Facebook y Twitter).

Como era de esperarse, los medios de comunicación afines al gobierno federal, no publicaron nada al respecto o muy poco. Sin embargo, a pesar de la manipulación y de la desinformación en función de los intereses del grupo compacto que tiene secuestradas a las instituciones públicas, una cosa es evidente: el descontento social y el rechazo al mal gobierno del PRI crecen y crecen. No pueden ocultar el sol con un dedo.

En Morena seguiremos insistiendo en que no hay motivo para el incremento de los energéticos básicos como el diésel y la gasolina. Por eso votamos en contra de la Ley de Ingresos que contemplaba ese gravamen lesivo para la economía popular y advertimos de las magras consecuencias y el descontento que generaría.

También votamos en contra de la reforma energética, porque pese a que haya alguno que otro despistado que diga que el alza de los precios de los combustibles no es consecuencia de ésta reforma, es mentira, por supuesto que es una consecuencia directa, ya que debido a su aprobación quedó establecido como mandato que los precios se fijarían en función de lo que dicta la mano invisible, y siempre abusiva, del mercado.

Además, con esa reforma se aceleró la intención de arruinar a Petróleos Mexicanos para tener el pretexto de hacerla una franquicia privada, tal y como pasó con Teléfonos de México (Telmex) y con Ferrocarriles Mexicanos (Ferromex), por eso, aunque parezca absurdo, somos exportadores de petróleo pero importamos productos con mayor valor agregado: como las gasolinas.

Si el gobierno de la República padece ceguera política o sordera ideológica, en Morena tenemos el honroso deber de enmendarle la plana, de denunciar sus errores y, asimismo, proponer alternativas viables para salir de la crisis en la que nos encontramos.

Algunas medidas inmediatas y necesarias que ya hemos propuesto en el Congreso de la Unión son las siguientes: la convocatoria a un periodo extraordinario de sesiones y la iniciativa de ley que elimina los artículos que permiten el incremento de los precios del diésel y de la gasolina.

Otras propuestas a las que daremos impulso en el corto plazo consisten en: aumento salarial de emergencia para la clase trabajadora, reducción de la mitad del sueldo de todos los altos funcionarios públicos y la homologación de los salarios acorde con el mandato constitucional para que nadie gane más que el Presidente de la República, pues es una tomada de pelo que los Senadores digan que reducirán sus prerrogativas al 30% o que los Gobernadores lo hagan en un 20%, pues lo hacen de manera discrecional y no de conformidad con un mandato legal, también exhortamos a que haya un combate frontal a la corrupción en todo el sector energético nacional, principalmente en Pemex.

Además, planteamos la urgente necesidad de la construcción de seis refinerías en puntos estratégicos del país para ser autosuficientes en el abasto de gasolinas en el país.

Alternativas hay, lo que no hay y queda constatado día a día, es voluntad política de este gobierno insensible e indolente a los reclamos de un pueblo que está agraviado y que no aguanta más.

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