Fotomultas, el lenguaje que no entiende el ciudadano

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Fotomultas, el lenguaje que no entiende el ciudadano

Para el creador de las quimeras del bodegón noticioso, el tema de las fotomultas se volvió para los gobiernos la parte más frágil de su incompleta estrategia de seguridad vial. Los cambios que establecen los reglamentos de tránsito eran necesarios pero, entre la mala preparación de la gente para acatarlos, oficiales de tránsito corruptos y una controversial y violenta expedición de multas, la gente se ha confundido. Pareciera que velar por sus intereses, tiene una connotación diferente para ciudadanos y políticos.

Las fotomultas no son una invención mexicana, es una copia de modelos aplicados por China, Colombia o Argentina, que igual que en México han sido impugnados por convertirse en un negocio para empresas asociadas a los gobiernos. En países desarrollados, las fotomultas debieron modificarse por su fracaso. En Estados Unidos, por ejemplo, los agentes usan pistolas de fotodetección y están preparados para seguirte y personalmente multarte.

Esto es nuevo en México, y pareciera ser uno de esos instrumentos sacados de la guantera para hacerse de dinero a costa del ciudadano. Por eso los reclamos de la gente son legítimos, pues las fotomultas generan incertidumbre, primero, por la extraña manera en que se emiten; segundo, por el destino del dinero obtenido; tercero, por el temor a ser infraccionado indebidamente, y por último, la lamentable actitud administrativa, incapaz de explicar las sanciones, pero pretextando que son para salvar vidas y mejorar la convivencia en las calles.

Para la autoridad es necesario transparentar cuánto ingresará por este concepto a las arcas y para qué los destinará, así como cuánto obtendrá el empresario por costos de operación y utilidad. Al final, lo que menos esperamos es que, como todas las ocurrencias sexenales o trienales, acaben abandonadas, esas camaritas, en las calles…

Colofón.- La culpa en Pajaritos

Mientras degusta de una exquisita orden de enchiladas rojas con pollo y queso Oaxaca, acompañada con crema de Aculco y una helada agua de durazno, el  patrón de las lingüísticas petulantes lee las historias dramáticas que hay detrás de cada tragedia, y en el caso de la planta de Clorados III, los trabajadores estaban por retirarse cuando se les solicitó revisar instalaciones de una de las torres. Cuentan que en Pajaritos, este complejo petroquímico considerado el más longevo del país, el miedo creció cuando los trabajadores, sin sospechar nada, e enteraron que el personal administrativo era evacuado. Alguien sabía del peligro y no les avisó.

Durante ese día, en esa zona hubo varias fugas de etano, pero parecía cosa normal. La explosión primera ocurrió a las 15:30 horas, durante los cambios de turno, después la segunda. Se cimbró todo y salieron los cuerpos de bomberos. Después sólo gritos, gas, humo, patrullas, ambulancias, llegaron los soldados. A las 5 de la tarde todos estaban evacuados, sólo protección civil y ambulancias entraban y salían con heridos… El amanuense sigue leyendo, “dejaron a los trabajadores adentro de la torre. No les avisaron que explotaría”… ¿Juzgamos o esperamos los peritajes?

Susurros: La emocionante Ecozona

Susurran en todo Toluca que la emoción del gobierno para tener una ecozona en nada se iguala con la sociedad que exige seguridad y atención, no sólo para un perímetro, sino para todos. Para ellos la exclusión es la neta de las soluciones, para otros es una manera sencilla de seguir agrediendo al ciudadano. Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj

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