Alternativa para la industria mezcalera zacatecana

El jueves 27 de octubre, los diputados de la sexagésima LX Legislatura hicimos un exhorto al Congreso de la Unión, para que de manera urgente se implementaran programas emergentes de apoyo al campo zacatecano, con el fin de mitigar los efectos de la sequía y rescatar la producción agrícola. En mi carácter de presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP), hice incapié en el hecho de que la agricultura zacatecana se encuentra bajo una crisis muy severa; en condiciones de atraso, baja productividad y problemas estructurales. De ahí la necesidad de un apoyo decidido con recursos extraordinarios.

Ante ello, el pasado 3 de noviembre en la capital del país, los senadores respaldaron la urgente demanda que los legisladores zacatecanos planteamos: el Senado pidió a la Cámara de Diputados que se asigne en el presupuesto de 2012, un piso de 10 mil millones de pesos para respaldar a los productores de las entidades que perdieron sus cosechas y están a punto de perder también el ganado, como, precisamente, es el caso de Zacatecas.

El problema de nuestro campo, en buena medida, tiene su origen en la política económica de los últimos años en el país, que se ha orientado a impulsar el sector industrial como motor del desarrollo, en tanto que el sector agropecuario ha sido prácticamente abandonando. Esta situación se aprecia en la reducción de apoyos, tanto económicos (subsidios) como de asistencia técnica, investigación, créditos, etc., siendo notoria la ausencia de una política económica diseñada especialmente para este importante sector. Aunado a ello, los efectos del calentamiento global con su carga de alteraciones climáticas, principalmente manifestadas en la prolongada sequía y en la erosión de los suelos, principalmente, del norte del país.

A nivel general, en Zacatecas, son evidentes los problemas por los que atraviesan nuestros productores agropecuarios de todas las ramas. Justamente, en particular, ahora la industria del mezcal ha informado que, dadas las condiciones climáticas, este sector está enfrentando grandes dificultades porque se les está descomponiendo la piña de agave, lo cual ha puesto en riesgo su producción. No hay que olvidar que nuestro estado cuenta con 23 empresas que tienen una capacidad de producción de 5 millones de litros anuales, las cuales benefician a más de 2 mil familias zacatecanas dedicadas a la producción de agave y otras labores relacionadas con la industria del mezcal.

Cabe recordar, que desde 1999 inició un fenómeno de “agavización” en el país, generado por la industria tequilera, que ha creado una sobreoferta de maguey weber tequilana. Esta problemática, vista desde la perspectiva social, requiere de un impulso a la investigación y la tecnología para el cultivo del maguey mezcalero, para la transformación de éste, el envasado y el proceso de comercialización. Sin embargo, debido a la crisis de este sector, se vuelve urgente plantear alternativas para sacarlo a flote, mediante el aprovechamiento de todas sus potencialidades bajo un esquema ambientalmente viable. En este sentido, en fechas recientes, investigadores han descubierto que el agave es una fuente de alto rendimiento de los biocombustibles y que, además, no provoca cambios negativos en el uso del suelo.

La propuesta de usar al agave como fuente alternativa de combustible para coches y vehículos automotores, figura ya en la agenda energética internacional. Los biocombustibles pueden obtenerse de la planta como un subproducto de la producción de tequila y de mezcal: el etanol, derivado del agave, serviría para la producción de biocombustible, con la ventaja de que es un cultivo resistente de tierras áridas, que no competirá con la producción de alimentos. Esto es importante, porque en la búsqueda de fuentes alternativas de energías renovables como el biocombustible, existe el agravante de que en un futuro no muy lejano, el uso de granos para la producción de metanol, agrave la crisis alimentaria en el mundo, al disparar el precio de alimentos como el maíz, la caña de azúcar y otros productos agrícolas.

El agave puede solucionar estos problemas, al punto de de que, inclusive, desde hace poco tiempo, en la Universidad de Oxford se viene trabajando en generar biocombustible de agave: en este sentido, el director del programa de fisiología vegetal tropical de la institución del Instituto Smithsoniano de Estudios Tropicales (ISET), Klaus Winter, ha presentado recientes investigaciones sobre las plantas capaces de cambiar de proceso de fotosíntesis de CAM, según la cantidad de agua a su disposición. Por medio de la absorción nocturna de dióxido de carbono, ese tipo de plantas pierden menos agua durante la producción de carbohidratos en comparación con sus pares que desarrollan ese proceso (fotosíntesis C3) durante el día, según explicó el especialista, al añadir que algunas de las plantas CAM son la piña y los cactus. El ISET, identificó el CAM como el mecanismo utilizado por las plantas para sobrevivir en condiciones extremas de clima y a patrones de lluvia cambiantes, “situaciones que serán más comunes bajo las actuales circunstancias del cambio climático”.

Por su parte, el investigador Joe Holtum, de la Escuela de Biología Marina y Tropical en la Universidad James Cook de Australia, ha propuesto recurrir a la planta de donde se obtiene el tequila y el mezcal para producir combustible automotriz. De esta forma, diversos especialistas han señalado que es factible obtener productos de valor agregado a partir de este residuo, mediante:

a) utilización como fuente de carbono de bajo costo para la producción de biopolímeros y carbohidrasas, con bacterias celulolíticas del género Microbulbifer, Marinobacterium y Sagittula; b) obtención de compuestos fenólicos a partir de la lignina presente en sus fibras.

En nuestro país, el ingeniero mexicano Francisco Villaseñor, en el 2006 fundó la Carbon Diversion América Latina, que consiste en un proyecto para aprovechar el bagazo del agave (Agave tequilana), la planta que es materia prima del tequila, para producir biocombustible. Dentro de este rubro, se han investigado también otras especies  de agaves; entre ellos, los magueyes aguamieleros que en el mismo lapso producen cinco veces más biomasa que el agave tequilana y que, además, se adaptan a condiciones de suelo y clima más pobres, lo que representa una excelente alternativa para reconvertir a la productividad y producir un biocombustible reforestando, conservando suelo, agua, biodiversidad y contribuyendo a la captura y secuestro de CO2.

Así pues, los científicos han concluido que el bagazo de agave es un material viable para ser usado como substrato en procesos fermentativos, por lo que existen grandes oportunidades de investigación para desarrollar procesos de bioconversión técnicamente factibles, eficientes y económicamente atractivos. El biocombustible que se extraiga de los desechos de agave podrá ser utilizado por muchas industrias; como las tequileras, de alimentos, de turismo, etc., por lo que si aprovechamos estas innovaciones ambientales y se apoya desde las instituciones gubernamentales; los productores mezcaleros zacatecanos, que en este momento tienen en riesgo su producción, podrán contar con una opción viable y útil para sacar adelante su industria.

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