PRD: Hacia la presidencia de México

La renovación para la presidencia de México, y con ello la continuidad en la construcción de la nación, está en marcha. Por esto, los partidos, sin excepción, han puesto a funcionar toda su maquinaria en busca de los candidatos que puedan representarlos en el 2012.

La tarea que los institutos partidistas tienen en frente no es menor. La ciudadanía es cada vez más exigente, cada vez más comprometida, cada vez más analítica y cada vez más crítica.

Entonces, los partidos tienen que presentar sus mejores candidatos, los que cumplan con las expectativas de la gente, los que aglutinen al mayor número de intereses, los que representen la unidad y los que les signifiquen llegar a la silla presidencial.

El Partido de la Revolución Democrática no está exento de este fenómeno y, comprometido con el pueblo mexicano, busca a los mejores aspirantes para que lo representen; pero sobre todo, que sean capaces de consolidar este gran país, que atiendan los grupos vulnerables, a los grandes problemas sociales y que busquen el desarrollo. Esa ha sido su meta desde que nació en 1988.

Gracias a la competitividad electoral, hoy los partidos deben elegir candidatos que tengan mayores probabilidades de triunfo. Contar con el poder en el Estado o tener una ideología clara, ya no son características de peso para ganar una elección. Encuestas realizadas por diversas instituciones o empresas demuestran que en México la gente ya no vota por partidos de derecha o izquierda. Los ciudadanos sufragan con base en la popularidad o propuestas del candidato, imagen del partido, desempeño del Presidente de la República, Gobernadores o Presidentes Municipales y por la percepción de amigos y familiares, entre otros.

Hoy, el reto perredista no es sólo presentar un candidato, sino que tiene que ser el mejor, el que avale la unidad partidista, el que cuente con el respaldo al interior del partido y de la ciudadanía, que es la que elige; es decir, que sea quien garantice el triunfo electora del PRD en los comicios presidenciales del 2012.

Las características que debe tener el próximo aspirante perredista a dirigir esta nación son: mejor posicionamiento electoral e imagen dentro y fuera del partido, personalidad flexible y negociante, posibilidades de aumentar la preferencia electoral y su imagen, probabilidades de mantener la unión del PRD y consolidarlo con miras al 2018.

Actualmente el Sol Azteca cuenta con dos precandidatos fuertes a la presidencia de la República: Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.

La pregunta ahora es ¿Cuál de ellos sería el mejor candidato? ¿Qué método de selección debe usar para elegir a su abanderado? ¿Debe ser una elección entre militantes o de todos los ciudadanos?

Desde mi particular punto de vista y en base a la experiencia  empírica que el PRD ha tenido en sus 23 años de existencia, el mejor candidato presidencial para el 2012 es Marcelo Ebrard Casaubon, no sólo porque todavía es el Jefe de Gobierno del Distrito Federal y su imagen está fresca en la memoria popular de los mexicanos y medios masivos de comunicación, sino porque cuenta con amplias características que pueden ser explotadas positivamente.

Aunque en política nada está escrito, un análisis  es suficiente para destacar los beneficios de la posible candidatura presidencial de Ebrard, porque él tiene buena imagen dentro y fuera del partido; además, su posicionamiento garantizaría la unidad partidista, asunto fundamental al evitar las fracturas al interior del PRD.

El todavía Jefe de Gobierno tiene mayores preferencias de voto entre la población independiente y existe un 23.6 por ciento del electorado que no lo conoce. Este último punto puede ser revertido a su favor y convertirse en potenciales votos con una buena campaña de difusión.

Por otro lado, la imagen de Andrés Manuel López Obrador fue dañada por la campaña negra del 2006 y en la mente de los ciudadanos lo consideran un “peligro”, situación que debería revertir en menos de un año; por esto, aunque lo conoce más gente, Ebrard cuenta con una imagen más positiva entre el electorado.

Sería benéfico para la unidad del Sol Azteca, para el respaldo del candidato presidencial y los buenos resultados electorales, que el método de selección del abanderado perredista fuera la elección indirecta, vía Consejo Nacional, a fin de garantizar los equilibrios de las corrientes internas y la unidad de la militancia.

Sumado a lo anterior, lo ideal sería también que Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard llegaran a un acuerdo, permitiendo al primero ser incluido como el líder que es y ocupar un puesto acorde a su capacidad y experiencia, siendo el segundo el candidato presidencial del PRD.

Con lo anterior, se evitaría un “choque de trenes” entre ambos precandidatos, para que no hubiera ruptura de las izquierdas y, al contrario, la unidad prevaleciera, mostrando a la ciudadanía que se tiene la capacidad de acuerdos, pero sobre todo, se ampliarían las posibilidades del Partido de la Revolución Democrática de llegar, esta vez sí, a la presidencia de México.

*Representante del PRD ante el IFE.

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