Ricardo Monreal y el daño colateral

El pasado viernes 25 de marzo el senador de la República Ricardo Monreal Ávila dictó una conferencia basada en el contenido de su libro “El Bi Centenario, nada qué festejar”, en una universidad privada, en donde se deslindó física y políticamente de la administración de Miguel Alonso Reyes, lo que marca una ruta distinta en la política doméstica en Zacatecas.
Contundente el ex gobernador Ricardo Monreal salió al paso de una serie de versiones que señalan su influencia en el nombramiento de tres dependencias claves de la actual administración pública zacatecana: la Procuraduría General de Justicia, la Oficialía Mayor y la Contraloría Interna, encabezadas por sus ex colaboradores Arturo Nahle García, Le Roy Barragán Ocampo y Guillermo Huízar Carranza.
Nahle y Huízar formaron parte del primer círculo del ex mandatario y fueron las piezas que movió a la diputación federal, mientras que Barragán Ocampo siempre se mantuvo cercano en la administración pública, aunque en el campo electoral solo pudo avanzar a la suplencia del senador, posición que aún ocupa.
En la difícil aventura que el senador Monreal hizo al abordar el barco del Partido del Trabajo, acción probablemente sugerida por Andrés Manuel López Obrador, pocos fueron los que lo siguieron de aquel equipo que llegó con él al gobierno de Zacatecas en 1998 y al Partido de la Revolución Democrática, en donde colocó como dirigente local a Pedro de León Mojarro.
De aquellos funcionarios de primer nivel que conformaron el círculo de confianza con el entonces Gobernador Ricardo Monreal Ávila, solo Guillermo Huízar Carranza lo siguió en aquel abordaje político que permitió el control del Partido del Trabajo en Zacatecas.
Gracias a esa maniobra Guillermo Huízar logró la diputación local en la LIX legislatura en la que representó al Partido del Trabajo. Después sería su comisionado político.
Lo que Ricardo Monreal reveló el viernes pasado es inédito en la vida política de la entidad: la firma de un convenio político del PT con el candidato priista Miguel Alonso Reyes, que permitió la llegada de Guillermo Huizar a la Contraloría Interna del gobierno del estado.
Pero en el deslinde político que hizo el senador Monreal el 25 de marzo pasado pone de manifiesto el distanciamiento con el contralor interno, puesto que incluso lo invita –casi le ordena- que se quede con el equipo alonsista y que se afilie al Partido Revolucionario Institucional.
Huizar ya no es interlocutor
El ex gobernador de Zacatecas (1998-2004) evidentemente ha reconsiderado los acuerdos pactados y firmados con el actual mandatario Miguel Alonso Reyes y por lo tanto, canceló de facto la interlocución del “representante” del Partido del Trabajo en la actual administración cuando dijo, a los estudiantes de la Universidad de Durango que le cuestionaron sobre su relación con el actual gobierno estatal, lo siguiente:
“En el PT nosotros no deberíamos participar en nada del gobierno, porque somos un partido de oposición y debería pensarlo Guillermo Huízar para afiliarse ya con ellos (al PRI) como lo han hecho otros. Ni queremos nada ni pedimos nada, lo único que queremos es que se gobierne con honestidad”.
Fue entonces cuando el ex mandatario exigió definiciones a sus ex colaboradores incorporados ahora al gabinete actual:
“Yo no he tenido ninguna conversación con el gobernador desde agosto del año pasado. Ni él me necesita ni yo necesito de ellos. Entonces cada uno por su lado. Nosotros estamos en la izquierda y ahí vamos a seguir. Y ellos que le sigan en la derecha, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Eso no me evita desearle que les vaya bien”, mencionó.
En este contexto la presencia de Guillermo Huízar al frente de la Contraloría Interna acusa un severo desgaste que va por partida doble: está fuera del apoyo político del monrealismo y no ha logrado los resultados que generó la expectativa mediática que construyó con la auditoria a la ex mandataria Amalia García Medina.
¿Qué significa el deslinde político?
Monreal Ávila decidió marcar distancia con el actual mandatario en un momento clave para el reagrupamiento de las fuerzas políticas locales, marcada por el deterioro del ejercicio del poder y la perspectiva de las elecciones federales en puerta.
Por un lado el político fresnillense da una especie de manotazo en la mesa para exigir disciplina y lealtad a sus leales seguidores y por otro, señala la ruta a seguir en los próximos meses en el escenario de la sucesión presidencial y de la lucha por las diputaciones federales y el Senado de la República.
Es claro que Monreal Ávila está apostando todo su capital político a la estrategia de Andrés Manuel López Obrador y que vislumbra una reunificación de la izquierda mexicana que, de esa manera tiene posibilidades de ascender al poder presidencial ante el deterioro de Acción Nacional y el desgaste del priismo en una campaña presidencial.
Pero también observa el divisionismo que prevalece hoy día en el PRI local en donde el arribo de ex militantes priistas que se subieron al barco del monrealismo en 1998, hoy regresan después de la derrota del perredismo en el 2010.
El viejo PRI no acepta el regreso de aquellos que contribuyeron a la derrota del priismo en Zacatecas, pero tampoco ha podido consolidar figuras propias, con liderazgos formados en los tiempos de oposición.
Y para fortalecer al priísmo en este año y prepararlo para las elecciones federales próximas, es muy corto el tiempo.
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